El Ministerio de Gobierno, una pieza clave pero altamente inestable en el gabinete de Daniel Noboa

El Ministerio de Gobierno es una pieza clave del gabinete presidencial. Se trata de la institución que se encarga de la gobernabilidad, es decir, básicamente de que los mandatarios puedan ejercer su cargo y avanzar en su agenda.

Desde 1929, solo desapareció temporalmente durante el gobierno del extinto Alianza PAIS, entre 2010 y 2019. Pero, en ese entonces existieron otras entidades denominadas Ministerio Coordinador de la Política y Secretaría de Gestión de la Política, con el mismo fin.

Esto porque todos los ocupantes de Carondelet requieren de operadores políticos que se encarguen de las relaciones con las otras funciones del Estado, especialmente la Asamblea Nacional, los gobiernos locales, las organizaciones sociales, pueblos y comunidades.

Además, históricamente el ministro de Gobierno también ha controlado a los representantes del Ejecutivo en las provincias, cantones y parroquias. Esto implica la responsabilidad sobre la imagen y percepción del gobernante en ‘territorio’, a través de los gobernadores, jefes políticos, tenientes políticos, intendentes y subintendentes.

Y en eso precisamente el gobierno del nuevo Ecuador ha fallado. El Ministerio de Gobierno es la institución más inestable del gabinete de Noboa, con siete personas que han aceptado el cargo y seis que lo han ejercido. El radialista Álvaro Rosero fue anunciado como el penúltimo ministro de esa cartera, pero se echó para atrás por un escándalo. Esto dio paso a que la entidad quede encargada a manos de Zaida Rovira por dos días.

Y, finalmente, desde el 20 de noviembre, la última ministra es Nataly Morillo, exlegisladora por Acción Democrática Nacional (ADN) y, previamente, funcionaria de ese mismo Ministerio. Esta volatilidad en la institución ha hecho que, solo entre los funcionarios que ocuparon el despacho, Noboa haya tenido una rotación promedio de un ministro cada cuatro meses.

Con la cantidad de ministros de Gobierno que han tenido los tres gobiernos anteriores, pese a las diferencias en sus tiempos y modalidades de gestión, Lenin Moreno, Guillermo Lasso y Rafael Correa tuvieron un promedio de un funcionario por cada ocho meses.

Correa, debido a su popularidad y sus estrategias de control, presión y división frente a los otros actores políticos y sociales, no llegó a necesitar de un hábil operador político, sino de expertos en propaganda.

Mientras que María Paula Romo demostró la importancia del cargo al ser su principal vocera y lograr que Moreno complete su periodo, incluso sacrificando su puesto para lograrlo.

Y la temprana muerte César Monge, operador que llevó a Lasso al poder y le consiguió un pacto inicial en el Legislativo, probó que sin él su amigo no pudo terminar su gobierno.

Las competencias del ministro de Gobierno
La primera ministra de Gobierno de Noboa, Mónica Palencia, dejó actualizado el estatuto orgánico de la entidad. Ahí enlistó las 24 responsabilidades legales que vienen con el cargo.

Estas se resumen en formular políticas y estrategias para la gobernabilidad y prevención del conflicto, orientadas a garantizar la gestión política del Gobierno, desarrollando espacios de comunicación y diálogo con los demás actores del Estado y la sociedad.

Algo clave es la coordinación política de los representantes del Ejecutivo en territorio, no solo para que el gobierno avance en el cumplimiento de sus objetivos, sino también para medir la satisfacción o anticipar el descontento de la ciudadanía en cada punto y poder así anticiparse a momentos o reacciones adversas.

Sin embargo, esto no ha sucedido y es una de las principales tareas pendientes que tiene Nataly Morillo por delante. El mayor ejemplo es que el presidente Noboa y las fuerzas públicas se trasladaron a Latacunga (Cotopaxi) después de eliminar el subsidio al diésel y el epicentro de las protestas fue en Otavalo (Imbabura). Una decisión que desgastó al Gobierno con más de un mes de manifestaciones.

Otro punto conflictivo por resolver es la relación con los gobiernos locales, especialmente con aquellos dirigidos por autoridades de la Revolución Ciudadana, que se encuentran entre las ciudades y provincias más pobladas del país, como Guayas, Pichincha, Azuay, Santo Domingo, Quito y Guayaquil.

Y, aunque ADN piense que tiene garantizada la primera minoría en la Asamblea Nacional, esos números puede diluirse, si las crisis de seguridad y salud empeoran. Además, para impulsar los cambios constitucionales que quiere Noboa, a través del Legislativo, necesitan de, al menos, 100 votos en el Pleno.

Es por eso que, aunque el Mandatario no lo acepte, su movimiento y su gobierno necesitan un operador político, en el que Carondelet pueda confiar. Sin embargo, la mesa chica del presidente Noboa es cada vez más reducida y los pocos cambios en su entorno cercano se mantienen entre los mismos funcionarios.

Es por eso que la llegada de Morillo al Ministerio de Gobierno, ubicado en la parte posterior del Palacio, podría significar una nueva etapa en la estrategia del Ejecutivo o, si se trata de algo superficial, cuatro meses adicionales de plazo para buscar otro ministro.
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