Mantenerse activo es fundamental para una vida saludable, pero ¿qué sucede cuando ese aire fresco que buscas al ejercitarte está cargado de contaminación? Un reciente estudio revela que la mala calidad del aire puede mermar significativamente los beneficios que esperamos obtener al realizar actividad física.
Investigadores del University College London y la Universidad Nacional Chung Hsing de Taiwán, en colaboración con la revista científica BMC Medicine, han desvelado una preocupante conexión: el efecto protector del ejercicio sobre el riesgo de mortalidad se ve reducido hasta a la mitad en personas expuestas a altos niveles de contaminación atmosférica.
«Nuestro estudio pone de manifiesto que el aire tóxico puede, hasta cierto punto, bloquear los beneficios del ejercicio, aunque no eliminarlos por completo», explicó el profesor Andrew Steptoe, uno de los líderes de la investigación. «Estos hallazgos refuerzan la evidencia sobre el daño que la contaminación por partículas finas puede ocasionar a nuestra salud. Creemos que tanto el aire limpio como la actividad física son pilares para un envejecimiento saludable, por lo que instamos a redoblar esfuerzos para disminuir los niveles de contaminación que tanto afectan nuestro bienestar.»
El Estudio: Un Análisis Global de Millones de Personas
Para llegar a estas conclusiones, los científicos reunieron información de siete estudios previos, analizando los datos de más de 1,5 millones de participantes. De este nutrido grupo, se registró el fallecimiento de unas 115.000 personas, cuyas experiencias se contextualizaron en países como Estados Unidos, Reino Unido, Taiwán, China y Dinamarca.
Los resultados fueron contundentes: quienes dedicaban al menos dos horas y media de ejercicio moderado a vigoroso por semana mostraban un riesgo de muerte un 30% menor en comparación con aquellos con menor actividad física. Sin embargo, esta protección se vio considerablemente mermada en entornos contaminados.
Contaminación y Ejercicio: Una Relación Delicate
El estudio detalla que, para quienes residían en áreas con altos índices de contaminación por partículas, la reducción en el riesgo de muerte asociada al ejercicio se disminuyó entre el 12% y el 15%. La situación se agrava conforme aumentan los niveles de contaminación, debilitando aún más los beneficios de la actividad física.
Es alarmante saber que casi la mitad de la población mundial (46%) vive en lugares que sobrepasan los umbrales seguros de contaminación por partículas finas.
Las partículas finas, definidas por la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) como partículas en suspensión de 2,5 micrómetros de diámetro (una fracción diminuta comparada con el grosor de un cabello humano), son las principales responsables de este efecto adverso.
«Nuestros hallazgos subrayan que el ejercicio sigue siendo beneficioso incluso en entornos contaminados. No obstante, mejorar la calidad del aire puede potenciar considerablemente estos avances en salud», afirmó el investigador principal, Po-Wen Ku. Por su parte, la investigadora Paola Zaninotto añadió: «No queremos desanimar a la gente de hacer ejercicio al aire libre. Verificar la calidad del aire, elegir rutas más limpias o reducir la intensidad en días contaminados puede ayudarte a obtener el máximo beneficio para la salud de tu ejercicio.»
Recomendaciones clave para la audiencia:**
- Monitorea la calidad del aire en tu localidad antes de salir a ejercitarte.
- Prefiere rutas con menor tráfico vehicular y áreas verdes.
- En días de alta contaminación, considera reducir la intensidad o duración de tu rutina al aire libre, o opta por entrenar en interiores.
Las autoridades sanitarias y medioambientales continúan trabajando para mitigar los efectos de la contaminación y promover entornos más saludables para todos.
Fuente: Adaptado de University College London y BMC Medicine.
Fuente: Infobae