La audiencia de juicio contra los 17 militares procesados por la presunta desaparición forzada de cuatro menores de edad en el denominado caso Malvinas se reinstaló este lunes 1 de diciembre de 2025, en lo que constituye la onceava sesión desde que el proceso arrancó el pasado 5 de noviembre.
El Tribunal de Garantías Penales de Guayaquil reanudó de la diligencia sobre las 13:20, en una jornada clave en la que se prevé seguir escuchando los testimonios de los procesados, cuando se acerca el límite legal de la prisión preventiva para 16 de los imputados detenidos desde el 31 de diciembre de 2024 -aunque según el tribunal están suspendidos los plazos de caducidad de la prisión-.
El juicio entró en su fase decisiva la semana pasada, luego de que la Fiscalía cerrara la presentación de sus pruebas el 24 de noviembre, tras llamar a cerca de un centenar de testigos. Las defensas están reduciendo su participación únicamente a los testimonios de los propios militares involucrados.
Siete de ellos declararon el martes 25 de noviembre, dejando al descubierto dos relatos contradictorios sobre lo ocurrido la noche del 8 de diciembre de 2024.
Cuatro niños y adolescentes -Josué e Ismael Arroyo, Nehemías Arboleda y Steven Medina-, de entre 11 y 15 años, desaparecieron luego de ser interceptados por dos patrullas militares el 8 de diciembre en el sur de Guayaquil, cerca al populoso barrio Las Malvinas, en donde residían con sus familias.
Las versiones recogidas en el proceso señalan que los jóvenes habrían sido abandonados en un área rural de Taura, heridos y sin ropa, en un camino de tercer orden a unos dos kilómetros del centro parroquial. Dieciséis días después, el 24 de diciembre, sus restos fueron encontrados calcinados en un paraje aislado y de difícil acceso en esa misma jurisdicción de Naranjal, en la provincia del Guayas.
«Yo no aprendí a nadie, no agredí a nadie y no insulté a nadie»
El cabo segundo Sergio Francisco V. B., de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), indicó que el 8 de diciembre de 2024 no presenció agresiones ni escuchó disparos porque permaneció en el balde del vehículo, y asegura que no participó en ningún acto violento.
«Mi única acción en el puente fue bajarme y no aprendí a nadie», dijo sobre su accionar en el sitio de la aprehensión frente a un centro comercial del sur de Guayaquil.
También indicó que dejaron a los detenidos en una vía secundaria y al pie de un árbol caído. «Abrieron el árbol y me percaté que se quedaron los aprendidos en el lugar».
Luego, regresaron a la base, donde su superior les habría anunciado que reportaría el operativo. Pero días después los llamaron sus superiores a rendir parte de lo sucedido, el 10 y 11 de diciembre. Allí entregó un informe del cual conserva copia.
El cabo segundo es señalado en otros testimonios, de los procesados acogidos a un mecanismo de cooperación eficaz, como uno de los militares que golpeó a los menores.
«Quiero recalcar que no aprendí a nadie, que no agredí a nadie y que no insulté a nadie y que no vi la presunta agresión que dicen mis compañeros, yo me encontraba en el balde de la camioneta, no realicé ningún disparo, la munición la entregué completa y tiene su respectiva numeración del lote», añadió.
Militar le pide disculpas a las familias de las víctimas
El soldado Alex Xavier Q. A., acogido al mecanismo de cooperación eficaz con la Fiscalía, inició su declaración pidiendo perdón a las familias de los cuatro adolescentes desaparecidos el 8 de diciembre de 2024. Reconoció que inicialmente ocultó información por temor a represalias y también pidió disculpas por no haber tomado acciones frente a lo sucedido la noche del 8 de diciembre de 2024, porque dijo que no tenía rango para enfrentar o subordinarse frene a sus superiores. Afirmó que su primera versión fue “planificada y organizada” por un abogado. El militar dijo haber escuchado disparos al aire efectuados por el subteniente John Henry Z. E. y el cabo segundo Sergio Francisco V. B. en el lugar de la aprehensión, la avenida 25 de Julio y Ernesto Albán, al sur de Guayaquil.
En su relato, explicó cómo los aprehendidos fueron divididos entre dos camionetas, una blanca y otra crema, y cómo él siguió a la unidad principal mientras se dirigían hacia Durán. Afirmó que en el trayecto observó al soldado David Andres A. C. golpear con la culata del fusil a dos de los jóvenes que iban en el balde del vehículo.
Según su testimonio, al llegar al peaje de Durán-Tambo, militares bajaron a dos de los detenidos que viajaban en esa camioneta, los tiraron al suelo, los arrodillaron con las manos en la cabeza y los golpearon en la parte superior del cuerpo y la cabeza.
El cabo primero Jonathan Raúl G. P. tiró a los aprehendidos boca abajo en el suelo, dijo. «Los pone de rodillas y con las manos en la cabeza. Y aquí es donde él empieza a golpearlos en la parte superior del cuerpo y, asimismo, también los golpea en la cabeza».
Según su testimonio, en el último punto del trayecto, en un árbol caído a las afueras de Taura, observó a sus compañeros agredir a las víctimas, incluyendo al subteniente John Henry Z. E., quien habría golpeado al menor de los detenidos con una correa, mientras el cabo Jonathan Raúl G. P. le propinaba golpes y una llave al más alto de las victimas.
Según su declaración, bajo instrucciones del subteniente a cargo de la patrulla acordaron el 10 de diciembre rendir todos una versión conjunta para encubrir los hechos, la cual transcribieron en un documento sin formato y luego en un parte oficial requerido por un coronel. Con la presencia de un oficial de inteligencia también les grabaron un video de su versión en la Escuela de Infantería Aérea, en donde fueron retenidos.
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