El método 60-20-20 se adapta a hogares con ingresos variables y familias endeudadas

La regla del 60-20-20 se ha convertido en una herramienta clave para las familias endeudadas. Estas buscan reorganizar sus presupuestos en medio de la inflación y los ingresos inestables. Este método propone destinar el 60% del dinero a gastos esenciales, el 20 % al ahorro y el 20 % al pago de deudas. Todo esto con el objetivo de alcanzar estabilidad financiera progresiva, explica el economista Ricardo Menéndez.

Un modelo que se adapta a cada hogar

El método, popularizado en Estados Unidos y adoptado por asesores financieros, cobra relevancia entre los hogares ecuatorianos. Especialmente entre aquellos que enfrentan presupuestos variables por empleos informales o emprendimientos familiares. Menéndez indica que, a diferencia de los modelos rígidos, la regla 60-20-20 se ajusta al contexto económico. También se adapta a la capacidad real de pago de cada familia.

En los últimos años, expertos en finanzas personales recomiendan esta fórmula por su flexibilidad y claridad estructural. “El método permite visualizar los ingresos mensuales como un total dividido en tres bloques. Esto evita gastos desordenados y ayuda a mantener el control del dinero disponible”, explica Menéndez.

Cómo aplicar la regla en contextos de deuda

Para familias con deudas activas con bancos o cooperativas, el método 60-20-20 puede ajustarse de forma temporal. Se puede invertir los porcentajes según el nivel de urgencia. Por ejemplo, durante los meses de mayor presión económica, se puede asignar un 40 % a gastos, un 40 % a deudas y un 20 % a ahorro de emergencia.

Menéndez señala que el orden financiero debe priorizar cumplir con “obligaciones sin comprometer necesidades básicas”. Pero también es importante mantener un fondo de ahorro que funcione como amortiguador ante imprevistos. “La clave está en no eliminar completamente el ahorro, aunque sea mínimo, para evitar nuevos endeudamientos”, agrega.

Gastos fijos, ahorro y deudas: cómo equilibrarlos

En la práctica, el 60 % de los ingresos se destina a cubrir alimentación, vivienda, transporte, educación y servicios básicos. Este monto debe reflejar únicamente lo esencial, excluyendo gastos prescindibles como entretenimiento o compras no planificadas.

El 20 % de ahorro debe dirigirse a objetivos claros. Estos incluyen un fondo de emergencia, educación, salud o inversiones familiares a largo plazo. Por último, el 20 % de pago de deudas busca reducir el capital pendiente y minimizar los intereses acumulados. Se debe priorizar aquellas obligaciones con tasas más altas o plazos más cortos.

Estrategias para ingresos variables

En los hogares donde los ingresos cambian mes a mes —como ocurre con trabajadores independientes o comerciantes— la aplicación de la regla 60-20-20 requiere establecer un ingreso base promedio. A partir de esa referencia, las familias pueden ajustar los porcentajes. Todo esto sin comprometer la proporción destinada al ahorro o a las deudas, explica el economista.

Asimismo, recomienda llevar un registro digital o manual de gastos. Aplicaciones móviles o plantillas de presupuesto permiten hacer seguimiento al cumplimiento de la regla y detectar áreas donde se puede reducir el gasto.

Beneficios a largo plazo

Aplicar esta estrategia fomenta disciplina, planificación y cultura financiera dentro del hogar. A largo plazo, permite a las familias disminuir su nivel de endeudamiento. También ayuda a crear un fondo de respaldo y evitar recurrir a préstamos de consumo ante emergencias.

Según consultoras financieras locales, las familias que aplican la regla del 60-20-20 de manera constante logran reducir sus deudas en un promedio del 15 % anual. Además, generan hábitos de ahorro sostenibles.

Un cambio de mentalidad financiera

Más allá de los números, la regla 60-20-20 promueve una reeducación financiera familiar. Fomenta la comunicación entre los miembros del hogar sobre ingresos, gastos y prioridades. Esta práctica, cada vez más común en sectores urbanos, se perfila como una alternativa viable. Especialmente para quienes buscan ordenar sus finanzas sin sacrificar bienestar.

El reto principal es mantener la constancia. Los especialistas insisten en que, más que una fórmula matemática, la regla representa un cambio de hábitos que debe sostenerse con disciplina y planificación.

El Diario

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