La Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) de la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro (Alerj) aprobó este 22 de octubre una nueva versión del Proyecto de Ley Complementar 40/2025, el cual autoriza la venta de 62 propiedades estatales.
Entre los inmuebles incluidos destacan el Complejo Deportivo del Maracaná y la Aldeia Maracaná, localizados en la zona norte de la capital fluminense.
Inicialmente, el proyecto contemplaba la venta de 48 propiedades. Sin embargo, tras las modificaciones introducidas por diputados durante la reunión de la CCJ, se retiraron 16 bienes, pero se añadieron otros 30.
El presidente de la CCJ, Rodrigo Amorim, estimó que la posible venta del estadio junto con el área donde se ubica la Aldeia podría generar más de $371 millones. Según indicó, el valor final dependerá del mercado, aunque subrayó que el objetivo principal no es solo generar ingresos, sino también evitar costos derivados del abandono de estos espacios y reactivarlos con uso productivo.
La propuesta aún debe pasar por votación en el plenario de la Alerj, donde podrían añadirse nuevas enmiendas para incluir o excluir inmuebles de la lista.
El proyecto será sometido a votación por el pleno de la Comisión de Constitución y Justicia de la Asamblea Legislativa del Área de Río de Janeiro en las próximas semanas. La deuda que el Estado de Río de Janeiro mantiene con el Gobierno Central es de 1.890 millones de euros y debe abonarla en 2026 conforme al programa federal de reestructuración.
No es la primera ocasión en la que se especula con la propiedad de Maracaná. En 2011 Eike Batista, el empresario más rico de Brasil, quiso comprarlo antes de que albergase la final del Mundial 2014 y algunas disciplinas de los Juegos Olímpicos de 2016. Aunque aquella propuesta no salió adelante, en la última década el debate sobre la conveniencia o no de vender el estadio para que sea una empresa privada la que lo explote ha generado mucha controversia. Maracaná es conocido por todos los aficionados del planeta a raíz del ‘Maracanazo’, la histórica derrota contra todo pronóstico que la selección brasileña sufrió en la final del Mundial ante Uruguay por 2-1 el 16 de julio de 1950, cuando 173.850 seguidores cariocas (según datos oficiales de la época) acudieron al estadio más grande jamás construido y recién inaugurado convencidos de que iban a presenciar el primer título brasileño en la Copa del Mundo que celebraba su cuarta edición. Otras fuentes sin embargo cifran en 199.854 las personas que presenciaron el Maracanazo, aunque en cualquiera de las dos versiones supone la mayor asistencia registrada en un partido de fútbol en toda la historia de este deporte.
En la actualidad Maracaná tiene una capacidad de 78.838 espectadores, aforo que ha ido reduciéndose en las tres reformas sucesivas que ha conocido desde su construcción en 1950. En 1999-2000 fue la primera, y la capacidad se redujo a 103.000 espectadores al reemplazar las gradas de pie por asientos; posteriormente, en 2005-07 la segunda reforma rebajó el aforo a 88.000 personas, y en 2010-13 la tercera y definitiva de cara al Mundial 2014 de fútbol que lo estableció en los 78.838 actuales.