Alexandra Vela Puga, dos veces diputada de la República, ocupó altos cargos en dos gobiernos. Abogada y actual catedrática universitaria, integró la Asamblea Constituyente que se encargó de redactar la Constitución de 1998. Advierte que el país está polarizado y vive una situación compleja, y que una nueva constituyente, que es un pacto social, demanda unidad y lo que hoy se ve es confrontación.
Considera que una constituyente no va a solucionar los problemas económicos, de empleo e inseguridad; es añadir un problema adicional. Y además afirma que nadie sabe para qué estamos yendo hacia ella.
¿Es un buen momento para ir hacia una constituyente?
El hecho real es que tenemos una convocatoria realizada por el Consejo Nacional Electoral y estamos llamados a ir a una votación para definir si vamos o no vamos a la constituyente. Si es el mejor momento, ese es otro escenario. Yo lo que diría es que estamos en este momento en una situación para el Ecuador muy compleja.
¿Por qué muy compleja?
Porque tienes un país absolutamente polarizado y, cuando quieres ir hacia un nuevo pacto social, político, económico, que es lo que se plantea cuando se va a una convocatoria a una asamblea constituyente, lo que se hace es un proceso donde todos los ecuatorianos debemos participar y definir qué tipo de país queremos y de qué manera llegamos a los acuerdos necesarios para que esta constitución efectivamente refleje los anhelos y sueños del pueblo ecuatoriano. Para hacer esto necesitas una unidad y necesitas que no exista esta polarización, este enfrentamiento entre todos, sino un espíritu de unir, de dialogar, un espíritu de vernos todos como parte de este país y entonces dibujar en la constitución ese país que todos queremos. Entonces, no parecería que este fuera el momento adecuado.
¿No es el mejor escenario?
Al contrario, porque aquí lo que vemos es una confrontación, una guerra declarada contra la delincuencia organizada, un escalamiento en el tipo de delito, con las bombas que han explotado en Guayaquil, por ejemplo.
Entonces, ¿en qué puede derivar una constituyente en estas circunstancias?
En cualquier cosa. Lo que es peor es que hay mucho interés de parte de los correístas o de las personas que siguen a Correa de mantener esta constitución; de los anticorreístas, de liquidar la Constitución, porque es la “constitución de Correa”. Pero la pregunta aquí no es si la constitución es de Correa o de Noboa, sino si esta constitución nos ayuda a resolver los problemas, si esta es la ruta para enfrentar los difíciles problemas y retos que tenemos.
¿Usted qué cree? ¿A esta constitución hay que defenderla o hay que reformarla?
Todo el mundo sabe que la Constitución del 2008 no es la constitución que refleje nuestro pensamiento. La pregunta no es si defiendes o no defiendes esta constitución, porque en el texto hay muchísimos errores de todo tipo, desde técnica jurídica hasta cuestionamientos sobre si sus textos fueron o no aprobados efectivamente dentro de la Constituyente del año 2008 en Montecristi.
Ir a una constituyente, en las actuales circunstancias, ¿es una solución o es un problema más?
Es imposible solucionar los graves problemas económicos, de empleo, de inseguridad, de falta de entendimiento, de confrontación entre los ecuatorianos. En 45 años ya hemos tenido tres constituciones y ahora estamos yendo a tener la cuarta. Las constituciones anteriores no solucionaron los problemas, o tal vez deberíamos preguntarnos de qué manera debemos enfrentarlos y darles una solución; porque, en ese caso, tal vez el camino no es añadir lo que podría ser un problema adicional.
Usted decía que hay errores en la Constitución. Bien se puede enmendar o reformar la Constitución y evitar una constituyente…
Sí, claro. Tanto es así que tienes en la convocatoria, realizada por el Consejo Nacional Electoral para el 16 de noviembre, tres preguntas que fueron obtenidas a través de un procedimiento de reforma parcial. Algunos dicen que se debe ir a una constituyente por el desastre del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que lo único que ha producido es una catástrofe. Ha sido ineficiente, mal conducida, manipulada en muchos casos con evidentes actos de corrupción. Esta institución (CPCCS) para su eliminación no requiere una asamblea constituyente, porque la Corte Constitucional ha señalado, claramente, la vía a través de una reforma parcial de la Constitución y esta es viable con mayoría absoluta, y el Gobierno tiene 77 votos; por lo tanto, podría hacerlo a través de una reforma parcial.
Pero ¿puede solo limitar sus atribuciones y no eliminar el CPCCS?
Puede eliminarlo mediante reforma parcial, porque la Constitución dice que, cuando se quiere cambiar un elemento fundamental del Estado, la vía constitucional para hacerlo es la establecida como reforma parcial a la Constitución.
Entonces, ¿en qué casos se debe ir a una constituyente?
Cuando se quiere hacer una de dos cosas. Uno, quieres cambiar la forma en que se reforma la Constitución, es decir, eliminar los candados que se pusieron en la Asamblea de Montecristi. Segundo caso, cuando el objetivo es modificar los derechos establecidos en la Constitución. Por lo tanto, para hacer cambios en una institución que fue creada por la Constitución, como el Consejo de Participación Ciudadana, se puede hacer vía reforma parcial a la Constitución.
¿Usted cree que ese el verdadero objetivo de esta constituyente, cambiar la manera de reformar la Constitución?
Eso sería pensar en el aire, sin tener una base real, porque hasta este momento el presidente Noboa, que es el que promueve y propone al pueblo ecuatoriano ir a una asamblea constituyente, no nos ha dicho para qué quiere ir a una constituyente, qué es lo que propone como cambios, por qué es tan importante ir hacia esa asamblea constituyente. Nadie sabe para qué estamos yendo a una constituyente.

Si el pueblo decide ir a una constituyente, ¿usted cree que el estatuto garantiza una representación democrática?
La fórmula con la cual está planteado el estatuto de la constituyente incorpora tres decisiones que te conducen a un resultado inevitable. La elección es una lista cerrada y bloqueada, es decir, que el elector vota por el paquete completo de candidatos. Segundo, se elige y se asignan escaños con el método D’Hondt, que es un método de mayorías; significa que vas a tener una concentración. Y el tercero, reduces el número de electores en función de las circunscripciones; y, como consecuencia de eso, se propone la elección de 80 constituyentes; el problema no es los 80, sino la distribución interna, y el riesgo es que se excluya a las minorías cuando el país es diverso y pluricultural y es necesario que todos tengan una representación, más aún cuando se va a rediseñar el país y establecer las líneas para su futuro. En la propuesta de estatuto hay una sola minoría que ha sido considerada.
¿Cuál es esa minoría?
La minoría de los migrantes, los ecuatorianos migrantes, que tienen una representación de seis asambleístas que provienen de tres circunscripciones del exterior. Un ejemplo: la circunscripción del exterior de América Latina y el Caribe tiene unos 25.000 electores; del otro lado, el estatuto dice (que habrá) un asambleísta por cada provincia y uno más por cada 471.000 habitantes de acuerdo con el censo. Entonces, una provincia que tiene 900.000 habitantes va a tener un representante y una circunscripción en el exterior con 25.000 electores tendrá dos representantes. Y con la polarización, claramente se puede llegar a tener dos representaciones de partidos dentro de la Asamblea que sean mayoritarias: una de la RC5 y otra de ADN. Entonces, ¿cuál va a ser la representación de las nacionalidades y pueblos indígenas en esa asamblea constituyente?
Si vamos a una constituyente, algunos plantean que hay que regresar a la Constitución del 98. ¿Es posible recuperar esa estructura del Estado o hay que mantener la actual?
Sería un grave error el mantener la estructura actual, pues una institución como el Consejo de Participación Ciudadana ha demostrado claramente no solo ser un grave error de ingeniería constitucional, sino que los resultados de su trabajo han demostrado que es una institución que le hace daño al país y que no ha funcionado como debería funcionar. Por lo tanto, creo que hay que regresar a la estructura que no solamente ha estado presente en la Constitución del 98, sino que es el tipo de división de poderes presente en las constituciones ecuatorianas desde 1830. Es decir, hay que retornar a tener tres funciones del Estado con el equilibrio y la separación de poderes.
¿Qué es lo que se puede rescatar de la Constitución del 2008?
Fundamentalmente, la parte dogmática, el desarrollo de las garantías para los derechos, porque, si es una atribución y es un deber fundamental del Estado garantizar los derechos de todos, eso pasa por que los mecanismos procesales deben estar disponibles; de lo contrario, el derecho se queda en una declaración y las declaraciones no protegen. Yo diría que una parte rescatable es esa. Tiene otras muchas que no son para nada rescatables.
Tomando en cuenta la experiencia del año 1998, ¿cómo debería operativizarse una constituyente?
El estatuto presentado no nos lleva hasta allá. Una buena práctica hubiera sido que el estatuto fuese un poco más grande, y que se señalaran claramente ciertas reglas para que el legislador constituyente tuviera claro el marco inicial. Después de eso, la propia constituyente deberá darse el estatuto y las reglas que no están planteadas en el documento. Hay una sola que está planteada en el estatuto: la forma de votación y la necesidad de que sea una votación calificada de dos tercios para que se aprueben los textos constitucionales.
Pero si hay una polarización, en la composición de la constituyente, el riesgo es que no se apruebe nada…
El riesgo es que en el escenario de la polarización máxima no sea posible aprobar ni un solo texto.
¿Y el país habría perdido meses discutiendo la nueva constitución?
Claro, podría darse ese escenario. Pero en un país como el nuestro, que cambia todos los días, hacer una proyección de aquí a qué es lo que va a pasar hasta el 16 de noviembre es demasiado aventurado.
¿Se acuerda de alguna anécdota ocurrida en 1998?
Yo rescataría el hecho de que, frente a la diversidad de la representación política, el entendimiento, la forma del manejo y el trabajo de los constituyentes hicieron que más de dos tercios de los textos de la Constitución del 98 fueran aprobados por consenso.
¿Cuál sería su mensaje al país antes de entrar al proceso electoral del 16 de noviembre?
Pensemos que el país es de todos y, si vamos a una constituyente, es para producir una constitución que permita que todos estemos incluidos y que todos tengamos unos acuerdos mínimos. El disenso es parte de una democracia, pero en aquellos temas fundamentales tengamos esos consensos básicos que le permitan al Ecuador hacer de este ejercicio constituyente al que se nos ha convocado un ejercicio que sea beneficioso para todos, del cual nosotros salgamos como triunfadores y no unos como vencedores y otros como derrotados, porque eso no nos va a conducir a ninguna parte. Es un llamado a que actuemos con generosidad, a que escuchemos más antes que tratar de imponer nuestro criterio, a que dialoguemos hasta encontrar aquellos puntos de consenso que nos permitan a todos superar los problemas graves que tenemos en este momento.
¿Usted ya decidió su voto?
No, todavía no.
Fuente: El Universo