Imbabura va a cumplir un mes de paralización de sus actividades cotidianas por las protestas del movimiento indígena. En tanto, sus autoridades locales invocan el diálogo con el Gobierno nacional para hallar una solución y detener las pérdidas económicas. El alcalde de Antonio Ante, César Escobar, hace un llamado a instalar una mesa de conversaciones entre las partes, pues cada día de estas medidas de hecho se pierden $ 400.000, que en estos 30 días suman $ 15’000.000 solo para ese cantón. Sin embargo, desde la Presidencia de Daniel Noboa se cerró la posibilidad de conversar, y la Federación de los Pueblos Kichwa de la Sierra Norte (Chijallta FICI) pidió a las comunidades prepararse ante la posible intervención de la fuerza pública para despejar las carreteras. “Después de romper unilateralmente el diálogo, el Gobierno anunció un operativo militar para despejar las vías. Llamamos a las comunidades a mantener la resistencia pacífica y no caer en provocaciones”, recoge un comunicado de la organización.
¿Cuál es la situación de la provincia y su cantón?
Antonio Ante es el corazón de Imbabura y es conocida como la capital textil del Ecuador por toda la producción e historia que tiene. Vamos en el día 29 (ayer) del paro que ha afectado especialmente a esta provincia y con mayor énfasis en Otavalo, Cotacachi y Antonio Ante. En estos sectores se han cerrado las vías. Ahora seguimos con las vías bloqueadas hacia el sur, que van a Otavalo, Cotacachi…, lo que ha ocasionado un ambiente tenso, una división social, una afectación económica muy grande que la hemos valorado en aproximadamente $ 15′000.000.
¿Ha podido conversar con los sectores involucrados?
Hemos sido parte de los diálogos, porque hubo dos diálogos antes del de Otavalo (del 15 de octubre), en donde no se consiguieron los acuerdos que esperábamos para levantar la medida, por lo que estamos extremadamente preocupados e invocando a las partes para que haya una solución definitiva a este problema.
¿A qué atribuye que el diálogo que se preveía instalar este lunes no se haya desarrollado?
Estuve presente en todas las mesas de diálogo, incluida la del miércoles. Se llegó a algunos acuerdos de parte del Gobierno y de la dirigencia indígena. Pero, cuando esos acuerdos llegaron a las bases, no hubo la aceptación que permita que esos acuerdos se cumplan. Parte de los acuerdos con los que salimos de esa mesa eran, por ejemplo, la asistencia inmediata a todos los heridos de parte y parte, que trasladen a los detenidos desde otras ciudades hacia Otavalo. Como contraparte, el pedido era que se pueda instalar la mesa de diálogo del lunes con las vías habilitadas y que se mantenga la resistencia a través de asambleas en cada territorio. Eso es lo que se acordó, pero las bases no aceptaron las decisiones de los dirigentes y ocasionó que no se abran las vías hasta ahora. El pronunciamiento del Gobierno es que, por ‘no cumplir’ con los compromisos, el diálogo no se va a realizar y estamos entrampados otra vez. Nos preocupa como ciudad, nos pone a todos en alerta, y nosotros pedimos que no se agote la búsqueda de la solución, porque de darse otra confrontación vamos a tener más heridos y fallecidos. Queremos que la solución llegue pronto.

¿Cuáles serían esos aspectos o fallas que no permiten dar paso a este acercamiento?
No quisiera hablar de mala comunicación, porque no puedo hablar de algo que no me consta, pero puedo decir que en el momento de transmitir las decisiones de las mesas a las bases hubo ese rompimiento. En la reunión estuvieron unos cincuenta representantes desde los diferentes sectores que están movilizados. Se entiende que antes de estas reuniones hubo asambleas internas en donde se debatían los puntos que se iban a tratar. Creo que la voluntad está ahí, pero falta algo que lo consolide: el diálogo firme y que las resoluciones sean acatadas, porque, por ejemplo, estuve en tres mesas y hubo acuerdos mínimos, pero en el momento de socializarlos no todos están conformes y esa inconformidad se transforma en división, y esa división, en que no se cumplan los acuerdos. Entonces, hay que trabajar muy rápido y muy fuerte para definir bien los puntos.
Van 29 días de estas medidas. ¿La eliminación del subsidio al diésel sigue siendo el origen de este paro?
Entre más pasa el tiempo, más se va complicando el llegar a acuerdos, porque se entiende que en tantos días de resistencia las respuestas deberían ser las que se pretenden o las más contundentes, si cabe el término. Al principio era el subsidio al diésel; luego se dieron los hechos en Otavalo, daños y afectaciones y los detenidos; luego se trataron de hacer los pasos controlados con los convoyes y hubo más enfrentamientos que dejaron un fallecido y aumentó al pedido de la reparación integral. Ha habido días de calma y de incremento de violencia… Una falta de claridad, incluso sobre las posiciones, que ha hecho que esto se alargue innecesariamente. Ahora las cosas están prontas de llegar a acuerdos, porque hay acuerdos mínimos que no había al principio. Pero hay el riesgo de que se podría romper todo, porque, si hay una nueva confrontación y deja como resultado más heridos…
¿Cómo se vive la resistencia? ¿Cuáles son esas acciones que mantienen bloqueada a la provincia?
La resistencia se ha mantenido sobre los ejes viales principales y secundarios que conectan las parroquias del cantón. Ha habido marchas pacíficas hacia el centro de la ciudad y también se organizaba una contramarcha de la gente que está afectada. Logramos acuerdos mínimos para tratar de evitar que las marchas sean violentas. Respetamos el derecho a la resistencia, pero también buscamos el equilibrio con el derecho o con que este derecho afecte lo menos posible al resto de la población, pero ya en 30 días es imposible que eso suceda. Debemos contener la crisis interna, mientras seguimos invocando los puentes para que el diálogo surta efecto lo más pronto posible. (I)
Fuente: El Universo