El tan esperado regreso de Marlon «Chito» Vera a la jaula de la UFC terminó en frustración. El peleador ecuatoriano, ícono del MMA latinoamericano, volvió al octágono luego de 14 meses de inactividad, pero fue superado por el canadiense Aiemann Zahabi en una pelea cerrada, que se definió por decisión dividida en UFC Fight Night 262.
No fue el resultado que esperaba ni el que soñaban sus seguidores. Vera, quien venía de una derrota ante Sean O’Malley por el título interino del peso gallo, buscaba reencontrarse con la victoria y enviar un mensaje claro de que aún pertenece a la cima de la división. Pero Zahabi tuvo otros planes.
El combate inició con un primer asalto de mucha cautela. Ambos luchadores midieron sus distancias y evitaron riesgos innecesarios, aunque Zahabi logró conectar los golpes más limpios al cierre del round. Esa ligera ventaja inicial fue clave en la percepción de los jueces.
En el segundo asalto, «Chito» mostró destellos del guerrero que lo llevó al top de la categoría. Más agresivo, con mayor presión y buscando el nocaut, puso a Zahabi en aprietos, pero no logró concretar. La defensa del canadiense fue efectiva, y aunque recibió castigo, supo sobrevivir y contragolpear en momentos clave.
El tercer y último round fue una batalla táctica, donde Vera mantuvo la iniciativa, pero Zahabi fue más preciso. Al final, dos jueces vieron ganador al canadiense, mientras que uno dio la pelea al ecuatoriano. Decisión dividida y sabor amargo para el manabita.
El resultado deja interrogantes sobre el futuro inmediato de Vera, quien deberá reevaluar su camino en la división gallo. Su esfuerzo fue incuestionable, pero en un deporte tan competitivo como la UFC, la línea entre victoria y derrota es cada vez más delgada.
El regreso de Chito, aunque sin triunfo, demuestra que sigue siendo un competidor peligroso. Y si bien la victoria no llegó esta vez, el corazón y el hambre siguen intactos.