El clásico terminó siendo justamente un clásico. Si en la previa había diferencias abismales entre Racing e Independiente, lo que había en juego terminó equiparando un nuevo enfrentamiento entre los rivales de Avellaneda. Porque el Rojo, en el debut de Gustavo Quinteros, fue un equipo con más presencia y carácter del que venía mostrando. Y porque los de Costas padecieron dos déficits. Físico, de sus titulares, y de jerarquía en los que fueron recambio. Porque los que llegaron a la semi de la Libertadores y jugaron hoy se notaron agotados pasada la media hora de juego y todos los suplentes que entraron significaron más problemas que soluciones.
Fue un 0-0 teñido de Rojo. La visita terminó jugando de menor a mayor y estuvo siempre más cerca de ganarlo. Quedará grabada a fuego la última corrida de Galdames. En la última jugada del partido, se fue solito con tiempo y espacio ante Cambeses y la tiró afuera. Era el gol y triunfo de Independiente, pero insólitamente definió con la cara externa de su pie derecho y se le fue ancha. Ahí nomás Ramírez pitó el final.
Fue alivio para la Academia. Un alivio que en la previa jamás se hubiera imaginado necesitar. Y será, con el correr de las horas, satisfacción para Independiente, porque llegó como pocas veces tan de punto al Cilindro y no sólo que no perdió, sino que hasta terminó dejando mejor imagen que uno de los cuatros mejores que hoy tiene el continente.
Lo que se esperaba de Racing duró los primeros 15 minutos. Antes del minuto pareció que se lo iba a llevar puesto al Rojo. Centro de Rojas, Rey lo cortó como pudo y Zabala le sacó el gol en el rebote a Conechny. En la segunda jugada, Almendra la tiró por arriba. Esa fue la más clara que tuvo el equipo de Costas. De hecho no tuvo muchas más. Algún remate mordido de Almendra dentro del área. Esta vez no fue un equipo de asfixia y presión alta. A la Academia no le dieron las piernas y las ausencias se notaron. Nardoni y Solari, dos que hacen culto al sacrificio, están lesionados. La banda derecha, entonces, estuvo en versión light con Martirena y Vergara.
Si se cuentan las chances que tuvo Independiente, fue un milagro que Cambeses se fuera con el arco en cero. Pardo y Martirena sacaron dos pelotas sobre la línea, un par de posiciones adelantadas milimétricas también lo salvaron y la jugada ya mencionada del final. Sabía Quinteros que siendo paciente iba a obtener beneficios ante una Academia que con Costas no suele empatar. Va a todo o nada y ayer estuvo mucho más cerca de la nada.
Terminó siendo un empate sorpresivo especialmente por las formas, que al fin y al cabo no le termina cayendo mal a ninguno de los dos aunque con sensaciones encontradas. Racing tenía en la previa todo para ganarlo, se encontró con una merma física y se terminó llevando un empate en el partido que menos le importa de estos tres en 9 días. No es desmerecer el clásico, sino la realidad de la que ya habló Costas. La prioridad era pasar a semis de la Libertadores y el jueves tiene que jugar con River por Copa Argentina. En este torneo juegan una final anticipada porque son los únicos dos grandes que quedan en el camino y está a tres partidos de un nuevo título y pasaje a la Libertadores 2026.
Independiente, por su parte, plantó una semilla para empezar un nuevo camino con el flamante entrenador. Si bien es cierto que sigue sin ganar en el campeonato, el empate jamás podría haberle caído mal por el contexto de ambos equipos.
Fuente: Olé