Los agricultores cada vez se muestran más desalentados porque advierten que el trabajo que hacen en el campo no se ve recompensado con los precios de los productos cuando salen a los mercados.
La eliminación del subsidio al diésel mantiene inquietos a quienes pagan fletes para sacar sus productos o tienen carros propios que usan para transportar sus cosechas.
Mientras labran la tierra o salen al mercado San Jacinto, en la parroquia Izamba, en el norte de Ambato, los agricultores coinciden en señalar que, con la eliminación del subsidio al diésel, se incrementa todo.
Unos dicen que los fletes del transporte, la tanqueada de combustible, el alquiler de tractores para alistar el terreno antes de la siembra y hasta los insumos agrícolas se encarecen.
“Antes pagaba $ 8 el flete para llevar la producción a vender en el mercado; ahora, por lo del diésel, subió a $ 12, mientras tanto el cartón que lleva entre doce y catorce lechugas pagan a $ 1. Con ese precio no se saca ni para lo que cuesta el alquiler del carro”, dice desilusionada María Guamán.
Manifiesta que los precios de los productos agrícolas no dependen de si sube o baja el valor del combustible, sino de cómo está el mercado, de la oferta y la demanda o del precio que ponen los intermediarios. “Ellos son los que más ganan sin trabajar como los agricultores”, asevera otra productora agrícola.
María Ichina señaló que no solo los fletes se encarecen, sino que el alquiler de maquinaria es más costoso. “La hora del tractor para labrar el terreno antes de la siembra costaba $ 80 por lote; ahora, $ 110. Pero al momento de llegar a la plaza con los cultivos pagan $ 2 la carga de culantro y $ 0,30 el atado de doce remolachas; salimos a pérdida”, añadió Ichina.
Los productores que tienen carros a diésel para sacar sus cosechas del campo ven con inquietud el retiro del subsidio. “Antes ponía $ 20 de diésel para tres días de trabajo en el vehículo para llevar las cosechas o los insumos agrícolas; ahora pongo $ 30 y hay que ahorrar, sin utilizar el carro, dejarlo estacionado en la casa, porque el agricultor no tiene ninguna compensación”, dijo Yolanda Telenchana.
La agricultora manifestó que los productores no pueden poner como justificativo el aumento del combustible para subir los precios, como lo hacen los intermediarios, al amparo de la eliminación del subsidio. “Ellos cobran más caro y son los más beneficiados. Por cada col pido $ 0,50, pero me pagan $ 0,20 o $ 0,10; con eso se va a pérdida”, aseveró.
“Por los bajos costos de los productos agrícolas en los mercados y por el aumento de los precios de los fletes, ahora nos unimos entre tres agricultores para llevar la producción a los mercados”, aseguró Lili Toapanta.
Los agricultores de algunas zonas de Tungurahua se muestran contrarios a la paralización porque aseguran que, en otras ocasiones, durante los paros no pudieron sacar los cultivos y se pudrieron en los terrenos, ocasionándoles mayores pérdidas económicas. (I)
Fuente: El Universo