Todos en el centro de Guayaquil lo conocen como “El Rey del Capuchino” pero su nombre es Jorge Luis Cornejo. Llegó desde Venezuela a Ecuador en el 2022 y desde ese entonces se ha dedicado a la venta de café exprés.
Un negocio que se ha convertido en su sustento diario y en el de sus hijos, que aunque no residen en el país, reciben su ayuda económica.
Cornejo lleva casi tres años de su vida recorriendo las calles de Guayaquil vendiendo café elaborado con ingredientes ecuatorianos. Lo peculiar en su forma de vender es su vestimenta y los recursos que utiliza para despachar las bebidas.
El hombre lleva un tanque térmico colgado a su espalda y en su torso tiene un cinturón -elaborado por él- que sirve para sostener cada uno de los objetos que utiliza para preparar el café: vasos, frascos de café, chocolate, azúcar morena, crema batida y jarabe de vainilla.
Cornejo ha recorrido varias ciudades del país como Milagro y Cuenca pero finalmente se estableció en Guayaquil. La avenida 9 de Octubre y el sector de la Bahía son sus zonas más frecuentadas.
“Yo me diversifico, ando en todas partes del centro. Esa es mi rutina, pero también he ido a los mercados del norte y sur”, comentó el vendedor de café.
Sus labores inician a las 09:00 y luego hace una pausa al mediodía. De ahí retorna a las 14:00 y trabaja hasta las 17:00. En la calle le gritan “soldadito”, “capuccino”, entre otros apodos.
El tanque térmico que sostiene, posee una capacidad para 40 vasos de café, los cuales según Cornejo, se acaban en dos horas y media.
En un lapso de 20 minutos se pudo evidenciar que más de 12 personas se acercaron a él para probar sus capuchinos durante esta entrevista.
Los precios de las bebidas varían entre uno y dos dólares.
“Yo trabajo en el centro y siempre que paso por la Bahía busco a Jorge. Su capuccino tiene un sabor único, y además él siempre atiende con una sonrisa”, contó Gabriela Méndez, cliente habitual.
Carlos Zambrano, un comprador del centro, es otro fiel cliente. “Lo conocí por casualidad cuando iba a clases y desde ahí no lo cambio. Por un dólar me tomo un café delicioso y bien preparado”, agregó
Con el paso del tiempo, Jorge Luis no solo se ha convertido en un vendedor ambulante más, sino en un personaje querido del centro de Guayaquil.
Para muchos, su café es parte de la rutina diaria; para él, cada taza es una forma de mantener vivo el sueño de crecer en un país que lo acogió en uno de sus momentos más difíciles.
Café móvil en Sauces 4
Eder Calderón utiliza la cajuela de su vehículo para armar una especie de cafetería móvil cada fin de semana en el norte de Guayaquil.
“Esto es lo que me apasiona y comenzamos a emprender para en un futuro tener una cafetería”, sostuvo Eder.
Un sueño que también comparte con su esposa, quien se ha especializado en repostería para complementar las funciones en este proyecto.
Cuando iniciaron su relación empezaron a vender empanadas para poder comprar una cafetera profesional y otras herramientas para la elaboración de esta bebida.
Una meta que actualmente la han conseguido. Pues en la cafetería móvil tienen todo tipo de implementos para preparar capuccinos, mocaccinos o cortados.
Eder trabaja en una cafetería de lunes a viernes, pero los últimos tres fines de semana los ha aprovechado para seguir generando ingresos y poder acelerar la ejecución de su sueño de tener su propio local.
Antes de establecerse en Sauces 4 en el horario de 17:00 a 20:00, estaban en Mucho Lote. Según Eder, se vieron obligados a moverse de esa zona por factores de seguridad.
“Había un hombre que se acercaba y amedrentaba. Usted sabe como están las cosas”, indicó el comerciante.
Sin embargo eso no fue un impedimento para que la pareja continúe vendiendo café.
Ambos describieron estas primeras semanas como muy buenas, pues la acogida es notoria, ya que se forman filas de varias personas que visitan el sitio solo para degustar sus bebidas.
“El café de Eder es espectacular, pero lo que más me gusta es la atención. Él y su esposa siempre conversan con uno y eso hace que uno regrese”, señaló Paola Villamar, vecina del sector.
Hoy, su cafetería móvil se ha convertido en un punto de encuentro en Sauces 4.
Para quienes llegan por un café, es una experiencia cercana y distinta; para Eder y su esposa, cada venta es un paso más hacia la meta de abrir su propio local y transformar un sueño en realidad.
Fuente: El Universo