La inseguridad en el país ha golpeado específicamente a sectores de la Zona 8, un territorio conformado por Guayaquil, Durán y Samborondón, que este 2025 reporta un aumento de violencia de más del 40 % en comparación del 2024.
Aunque datos policiales ubican a Samborondón como el cantón con menor índice delincuencial entre Guayaquil y Durán, este año se han registrado incidentes que han levantado alarmas en sus habitantes, especialmente en los que viven en La Puntilla, en urbanizaciones.
En lo que va del año ocurrieron cerca de cinco casos de asesinatos y robos perpetrados dentro de ciudadelas privadas, que en algún momento fueron la opción más segura para los ciudadanos que buscaban vivir en un sitio más tranquilo.
Todos estos hechos sucedieron en circunstancias en las que los dispositivos de seguridad que utilizan los guardias en las garitas, se vieron vulnerados por antisociales que han utilizado varias estrategias para tener acceso a estas zonas privadas.
Herramientas como “el tag electrónico y el código QR ya no son suficientes”, han coincidido los ciudadanos en varias entrevistas realizadas respecto a este tema por este Diario.
En Samborondón hay alrededor de 180 urbanizaciones privadas que están ubicadas a lo largo de la avenida León Febres-Cordero, desde las instalaciones del ECU911 hasta la última ciudadela que colinda con el cantón Daule.
El comité de presidentes de cada una de estas residencias, este año se ha organizado para mejorar y actualizar los sistemas de seguridad que tienen en las garitas, ya que en varias ocasiones se han visto afectados.
Una de estas medidas es la implementación de un equipo de reconocimiento facial con datos biométricos, un sistema que según Byron Sanmiguel, experto en seguridad y miembro del comité, aproximadamente ocho urbanizaciones de Samborondón han invertido en esta tecnología.
“Mientras más medidas de seguridad se implementen es mejor porque los ladrones siempre están buscando como robar y ellos te estudian antes de cometer el delito. Incluso tienen información desde adentro; pueden ser empleados domésticos o choferes que les dicen cuáles son las casas que están desocupadas y ellos ven como consiguen el tag para entrar. Pienso que es una guerra, nosotros implementamos y ellos vulneran”, indicó el especialista.
Él también es residente de una urbanización donde ya cuentan con esta tecnología.
Detalló que fue un proceso de socialización de varios meses y adquirir este software significó una inversión de más de 8.000 dólares.
“Usted pone el rostro en el sensor y enseguida le identifica y le da paso. Y su cara es única, es similar a su huella dactilar. Todos los datos del usuario quedan registrados en el banco de datos del sistema. Ahora las personas que generalmente vienen a la urbanización como empleadas domésticas y choferes ya están registrados en el sistema”, explicó, Byron Sanmiguel, habitante de una ciudadela de Samborondón que implementó esta medida.
Así como hay urbanizaciones que ya compraron el equipo, hay otras que aún se encuentran en la etapa de socialización con los vecinos.
Julio Segura vive en una residencia de Samborondón donde ya realizaron la compra de estos equipos, pero aún no entran en funcionamiento.
“Nosotros ya hemos implementados los lectores biométricos en ciertas áreas, como en el gimnasio para que la gente se vaya educando. Tenemos las cámaras ya colocadas en la garita, pero aún no funcionan. Lo que pasa es que esta es una urbanización grande con cerca de 1.000 carros”, expresó el habitante, quien también forma parte del comité presidencial.
Según esta agrupación, para diciembre del 2025, el 30 % de urbanizaciones de Samborondón ya habrá implementado el sistema de reconocimiento facial en las garitas.
Es decir, tres de cada diez ciudadelas terminarán el año con estos dispositivos que prometen ser más rigurosos en el acceso y salida a los vehículos a las residencias.
Fuente: El Universo