. Pocas veces un insecto ha tenido tanto impacto en la salud humana como el mosquito. En zonas urbanas y rurales por debajo de los 1.500 metros de altitud, especies como el Aedes aegypti y el Aedes albopictus siguen presentes y activas, convirtiéndose en vectores del dengue, la fiebre amarilla, el zika y otras enfermedades infecciosas. El Día Mundial del Mosquito, que se conmemora cada 20 de agosto, es un recordatorio de que la amenaza permanece, y que enfrentarla requiere más que fumigaciones esporádicas.
Ecuador ha fortalecido acciones como la eliminación de criaderos, el uso de barreras físicas como los toldillos y campañas de vacunación. Sin embargo, estas medidas no siempre son suficientes frente al comportamiento adaptable de los vectores. Ahí es donde el conocimiento técnico y la innovación cobran protagonismo.
Soluciones de BASF tales como Fendona® 6 SC, un insecticida de acción rápida y prolongada, permiten intervenir espacios urbanos de forma eficaz sin generar incomodidades, ya que su formulación no mancha ni tiene olor. En paralelo, Tenopa® 60 SC actúa de manera dual: elimina a los insectos adultos e interrumpe el desarrollo de nuevas generaciones, gracias a la combinación de un adulticida con un regulador de crecimiento.
“La lucha contra los vectores como el Aedes aegypti exige soluciones que combinen eficacia técnica, seguridad para las personas y sostenibilidad. En BASF trabajamos para que las herramientas lleguen a quienes las aplican, pero también para que lo hagan de manera informada y responsable”, explica Stephanie Valquinta, gerente del negocio de Soluciones para la Agricultura de BASF Ecuador.
Desde el sector técnico se insiste en la necesidad de capacitar a los profesionales encargados del control de plagas, no solo en el uso de productos, sino en aspectos clave como dosis, tiempos de reingreso y condiciones del entorno. La formación no es un complemento: es un requisito para que cualquier intervención tenga efecto real.
Los mosquitos no solo habitan en las ciudades. También están presentes en zonas rurales y agroindustriales, donde pueden afectar la salud de los trabajadores y alterar los ciclos productivos. Esto refuerza la necesidad de adoptar enfoques integrales, que articulen salud, territorio y producción sostenible.
El Día Mundial del Mosquito invita a pensar más allá de la picadura: a ver al vector como un fenómeno complejo que requiere ciencia, prevención y acción coordinada.