Cuando tenía 4 años, Sisa Guamán, cuyo nombre significa ‘flor’ en quichua, recibía un regalo de su padre, Juan, cada vez que llegaba de trabajar durante los fines de semana. El obsequio era una raqueta con pelotas de ping-pong.
Sisa no sabía cómo usarlas y su padre le enseñó. Cuando jugaba sola hacía que las pequeñas pelotas rebotaran en la pared de su casa, ubicada en la comunidad de Cuchucun, en la provincia de Cañar.
Ese gusto por rebotar las pelotas lo hacía casi todos los días hasta que su padre lo notó y le regaló una raqueta y pelotas de tenis. Sisa la usaba por lógica, pues nadie en su familia jugaba o tenía conocimientos del tenis.
A veces practicaba usando el anaco y un sombrero, en otras ocasiones tenía puesta otra ropa. Su identidad y sus costumbres las mantiene, se siente orgullosa de venir de la comunidad kichwa de Cañar, dice Atic Buscán, tío de la niña y quien se volvió su guía en este deporte.
La menor viene de una familia que se dedica al sembrío y la cosecha de papas, arveja, habas, entre otros alimentos, y su venta. Con eso sobreviven.
Su primera experiencia
A los 6 años, Sisa pisó por primera vez una academia para aprender oficialmente el tenis. Junto con su padre, pero más con su tío, viajaban cuatro horas (ida y vuelta) a Cuenca casi a diario en una camioneta que tenían. Luego, era en un bus interprovincial. Su madre, Pacha Buscán, no podía acompañarlos, pues cuidaba de su otra hija menor.
Cuando fue la pandemia, en 2020, Sisa dejó de practicar, pero después de 18 meses retomó el deporte con fuerza. Fue cuando logró ingresar a campeonatos provinciales en Cuenca, Quito, Guayaquil, Salinas, Santo Domingo y Portoviejo.

Se ha coronado como campeona en Azuay y en dos ocasiones ganó un torneo nacional. Ha logrado llegar a las semifinales en competencias de dobles.
“Desde que cogí la raqueta y empecé a jugar me gustó. La primera vez que gané no entendía nada y me sorprendió que me dieran la copa, yo no pensé en recibir algo. Yo quiero seguir en el tenis y ser profesional”, afirma Sisa, quien ahora tiene 13 años.
Más de $ 15.000 al año
Jugar es lindo, pero tiene un costo, apunta Atic. En este deporte, con mucho esfuerzo, la familia ha invertido cerca de $ 15.000 al año en vestimenta, implementos, transporte, alojamiento y alimentación.
“Así quede campeona, sí nos ha hecho pensar en dejarlo ahí (el tenis) por el costo, pero la pasión de Sisa, en cómo se desenvuelve en la cancha, ha hecho que sigamos y pidamos ayuda. Sus padres trabajan más duro”, expresa Atic.
Han intentado buscar ayuda en instituciones públicas y privadas para lograr un auspicio, pero no tienen respuesta. Al publicar videos en redes sociales, un ecuatoriano que reside en Estados Unidos los apoya. También la fundación One Love Tenis.
“Hay gente en otros países que valora ese esfuerzo que ha hecho Sisa. Pero, al ritmo que vamos, se vuelve muy difícil en lo económico. Lo que queremos es que ella lo disfrute, haga amistades y se convierta en una tenista profesional y nos llegue a representar en el extranjero”, cuenta Atic.
Por 15 segundos no logró competir
Y en este camino no todo es éxito, hay derrotas en cancha, pero también momentos en los que se puede llegar a cuestionar y pensar: “¿Se pudo hacer algo?”.
Al menos eso fue lo que pensó Atic cuando Sisa tenía un torneo provincial en Cuenca, una final. “Recuerdo que íbamos contra el tiempo y nos atrasamos 15 segundos y perdió la final. Había tráfico porque en las calles era una competencia de atletismo y llegamos tarde. A Sisa la hicimos correr, pero no alcanzó. Ya la vimos llorando”, relata Atic.
Y también ha habido sacrificios que parten del tema económico. Les ha tocado dormir en el vehículo que ahora poseen ante la falta para pagar un hospedaje o pedían aventón en las carreteras cuando no tenían transporte.
“Hacíamos con el dedo y paró un tráiler. Así nos regresamos de Cuenca a Cañar”, indica el tío.
Tenis para Cuchucun
Además de que Sisa sea una gran tenista hay otro sueño: que la comunidad de Cuchucun practique tenis.
“Queremos que todos los niños de Cañar y sus alrededores puedan al menos conocer o practicar este deporte”, dice Atic y agrega que se está construyendo una cancha de tenis en la comunidad.
Los patrocinadores de esta obra son la fundación que apoya a Sisa, la asesoría técnica de un ciudadano en Quito y los conocimientos en ingeniería civil del padre de Sisa, así como los de arquitectura por parte de Atic, quien señala que es una obra a paso lento, pero, en caso de conseguir apoyo, pondrán construirla para que los niños se concentren en el deporte.
“Yo creo que todo nace de un amor o pasión hacia cualquier deporte. Nosotros jamás hemos practicado el tenis ni somos entrenadores, pero queremos cumplir ese sueño”, indica. (I)
Fuente: El Universo