Junco, la mascota de uno de los fallecidos en la masacre de la parroquia Guayas, llora junto al ataúd de su amo

Recostado junto al ataúd de su dueño permanece Junco, la mascota de José Bolívar Loor Toscano, de 51 años, una de las 17 víctimas de la masacre registrada en la parroquia Guayas, del cantón El Empalme.

El can de color blanco con negro pernocta desde la tarde de este lunes junto al féretro de José, con la cabeza cabizbaja. La imagen conmueve a los amigos y familiares de la víctima.

“Eran inseparables, José lo consentía, lo sacaba a pasear, lo bañaba. Junco estaba siempre atento a su llegada, ambos eran como dos niños”, dijo Karina, hermana de José, mientras observaba y señalaba a la mascota en medio del funeral.

La tarde de este lunes, 28 de julio, el cuerpo de José fue uno de los primeros en llegar a la parroquia Guayas luego de la autopsia que se le realizó en el cantón Quevedo.

En la parroquia Guayas hay conmoción por lo sucedido. Foto: El Universo

Familiares de José cuentan que Junco desde la noche de la masacre permanecía inquieto y en la puerta del inmueble ladraba esperando el retorno de su dueño.

José era un conocido albañil del sector. En su pueblo le decían Burrochaga. Su padre, Vinicio, recuerda que ese apodo lo tenía desde que era “un muchacho” porque jugaba fútbol.

Afligido, mientras ayudaba en el arreglo del funeral, el hombre recordó los momentos de desesperación que vivieron la noche del domingo. “Jamás imaginé que uno de los fallecidos era mi hijo. Nosotros estábamos en la casa cuando escuchamos disparos, al rato la gente empezó a correr, a gritar, a mostrarse desesperada”, expresó Vinicio.

El hombre contó que un presentimiento lo llevó a caminar al lugar de la masacre, junto al bar La Clínica, y dentro de la carpa en la que su hermana vendía empanadas encontró a su hijo muerto .

“Lo vi como hasta las 18:00 vivo. En ese rato salió a tomar unos tragos y me lo mataron; fue la mala suerte”, señaló Vinicio mientras miraba a Junco recostado sobre una alfombra de color verde, junto al ataúd de José.

Masacre en la parroquia Guayas, del cantón El Empalme. Foto: Carlos Barros / EL UNIVERSO. Foto: El Universo

Tras la ausencia de José, el can permanecerá bajo el cuidado de Karina, hermana del ahora fallecido. Ella lo recuerda como un hombre tranquilo, soltero y dedicado a trabajos de albañilería.

“Mi hermano no estaba dentro del bar. En el momento del ataque, él permanecía en el lugar donde mi tía vende empanadas, durante la balacera me cuentan que le decían que corra, pero él no pudo hacerlo, porque las balas le impactaron en las piernas y en la espalda, se desplomó en el suelo donde murió sin recibir ayuda”, relató.

A pocos metros del velorio de José están los restos de Mauro Javier Espinoza y frente de este, en otra vivienda, los de Mayvelin Camila Vergara Martillo, de 24 años.

Mientras que en la salida de la parroquia es velado Wilton Domingo Cusme Palma, de 38.

José Antonio, párroco de la iglesia de Guayas, lamentó la tragedia. Contó que, como Iglesia, se solidarizan con las familias. A la vez, hizo un llamado al rescate de valores y al acercamiento a Dios para evitar que se susciten otros hechos de violencia.

Para las 14:00 de este martes esperan realizar una misa general para las 17 víctimas, los cuerpos serán ubicados en la parte externa de la iglesia y luego llevados al cementerio general de la parroquia.

La tarde de este lunes un contingente de militares llegó al sector, tras realizar controles y una requisa en la zona céntrica se desplazaron hacia zonas rurales con la finalidad de localizar a los causantes del hecho violento.

Fuente: El Universo

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