Un 20% de los jóvenes en España afirma haber sido víctima de imágenes falsas en las que aparecían desnudos, generadas con inteligencia artificial y difundidas sin su consentimiento cuando aún eran menores de edad. Así lo revela un nuevo estudio de Save the Children, que también señala que el 97% de los encuestados sufrió algún tipo de violencia sexual digital antes de cumplir los 18 años.
El informe, elaborado en colaboración con la Asociación Europea para la Transición Digital, se basa en una encuesta realizada entre marzo y abril de este año a más de 1.000 jóvenes de entre 18 y 21 años. A través de esta investigación, la organización pretende visibilizar el alcance de la violencia sexual online que sufren los niños y adolescentes en España, así como el papel emergente de las tecnologías como herramienta de abuso.
Según el informe, la mayoría de los jóvenes no sólo ha sido víctima de comportamientos abusivos, sino que también ha tenido contacto con adultos con fines sexuales en redes sociales, videojuegos o servicios de streaming. Las chicas, en particular, se ven más expuestas a este tipo de situaciones. Además, una parte significativa de los encuestados aseguró haber recibido presiones para enviar imágenes íntimas y, en algunos casos, amenazas o chantajes para obtenerlas.
Save the Children advierte que estas formas de violencia no siempre son visibles ni denunciadas. «Estas cifras representan sólo la punta del iceberg, ya que la mayoría de los casos no se conocen debido a la falta de denuncia y a las dificultades para detectarlos, especialmente en el entorno digital», explicó Catalina Perazzo, directora de Influencia y Desarrollo Territorial de la organización.
Casi la mitad de los jóvenes no percibe riesgos en compartir imágenes íntimas
Uno de los casos recientes que ilustra esta problemática ocurrió en Alicante, donde una niña de 12 años fue amenazada con la publicación de imágenes manipuladas con IA si no reenviaba un vídeo sexual que había recibido. Según relató una educadora de Save the Children que atendió el caso, la menor no había compartido contenido íntimo previamente, pero aun así se sentía responsable de la situación.
La investigación también pone de manifiesto la normalización del envío de contenido sexual entre adolescentes. Casi la mitad de los jóvenes no percibe riesgos en compartir imágenes íntimas, mientras que muchos lo hacen buscando afecto, atención o algún tipo de beneficio. Solo una parte reconoce los peligros que implica el contacto con desconocidos o la difusión de este tipo de contenido.
Perazzo subraya que incluso cuando estas conductas se realizan de forma voluntaria, los riesgos son elevados. Una vez que se comparte una imagen íntima, el control sobre su difusión desaparece y se abre la puerta a múltiples formas de victimización. Las consecuencias pueden incluir desde la redistribución del contenido sin consentimiento hasta su uso con fines de chantaje o abuso sexual por parte de adultos.