La suspensión temporal de transporte de petróleo a través del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), a causa de las fuertes lluvias en la Amazonía y la erosión de los ríos Coca y Loco, afectó gravemente la producción petrolera.
Cuando los oleoductos pararon sus operaciones, el 1 de julio, la producción nacional de crudo alcanzó 464.637 barriles al día, entre Petroecuador y las compañías privadas.
Desde entonces la producción declinó paulatinamente y para el 6 de julio cayó a 167.066 barriles, según la Agencia de Regulación y Control de Hidrocarburos (ARCH).
Las cifras oficiales reflejan que en el lapso de cinco días la producción nacional se redujo en 297.571 barriles, equivalentes a un descenso aproximado del 64 % entre el 1 y 6 de julio.
Petroecuador, que aporta con alrededor del 80 % de la producción, ha sido la más afectada, con una contracción de 252.679 barriles en el periodo analizado.
El declive de la producción era algo que las autoridades del Gobierno esperaban ante la salida de operaciones del SOTE y OCP, mientras se concluye la construcción de las variantes para retomar el bombeo.
Por ello, se declaró en emergencia al sistema de transporte y se detuvieron las exportaciones, reprogramando las entregas de los contratos vigentes.
El pasado 3 de julio, el gerente subrogante de Petroecuador, Leonard Bruns informó que para ese momento se habían apagado 560 pozos petroleros.
Al 6 de julio, el informe de la Arch recogió que se cerraron 1.212 pozos de bloques controlados por Petroecuador, por la suspensión de bombeo del OCP y SOTE.
Las esperanzas por recuperar los volúmenes de producción volvieron el lunes, 7 julio, cuando OCP Ecuador informó en un comunicado que desde las 08:26 de ese día se reiniciaron las actividades tras concluir los trabajos de construcción del bypass (variante) y luego de ejecutar pruebas que garantizan la operación segura del oleoducto.
La empresa explicó que la variante fue necesaria frente al avance de la erosión regresiva del río Loco, en el KP 100, parroquia Gonzalo Días de Pinade, en el cantón El Chaco, provincia de Napo. El OCP estuvo, en total, alrededor de seis días fuera de servicio.
Previamente, en una rueda de prensa el 3 de julio, Jamie Bucheli, presidente ejecutivo de OCP Ecuador, informó que se detuvo el bombeo porque la erosión del río Loco se acercaba rápidamente a la tubería.
Una vez que se paralizó el transporte, dijo Bucheli, se drenó el material que estaba en el ducto obteniendo 2.400 barriles de crudo Napo, que fueron trasladados en camiones hasta los tanques de almacenamiento de la empresa. Se usaron 28 tanqueros y más equipos para drenar la tubería y movilizar el hidrocarburo.
Con la reactivación del bombeo, ese material volverá a ingresar a la tubería para su despacho final.
Las buenas noticias del OCP no se repitieron con el SOTE. Hasta el cierre de esta edición, Petroecuador no proporcionó información de cuándo volverá a funcionar el Sistema Transecuatoriano.
La empresa pública señaló brevemente que se realizaban pruebas técnicas durante la tarde del lunes y que se dará a conocer cuanto entre en pleno funcionamiento.
Ese oleoducto es una de las infraestructuras petroleras más importantes del país. Fue inaugurada en 1972 y posee un ducto de 497,7 kilómetros. Tiene una capacidad de bombeo de 360.000 barriles de petróleo al día y cuenta con seis estaciones de bombeo entre Lago Agrio (Sucumbíos) y Quinindé (Esmeraldas).
La ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, adelantó el lunes, en una entrevista en el portal Visionarias, que para este martes, 8 de julio, se estima tener lista la segunda variante del oleoducto y con ello normalizar el transporte de petróleo.
Manzano mencionó que se está tratando de que “hasta el día martes, que tenemos la segunda variante, ya pasar todos los 330.000 (barriles de crudo) que podamos pasar”.
La erosión de los ríos Coca y Loco provocó inestabilidad en el suelo, afectando trabajos que se venían realizando desde diciembre del año pasado. Las fuertes lluvias que han caído con intensidad en Napo hicieron imposible sostener las actividades, indicó el 3 de julio el viceministro de Hidrocarburos, Guilhermo Ferreira.
Para esquivar el riesgo del fenómeno natural y ante la colapso de una carretera se decidió construir dos variantes, en total, lejos de la zona de peligro, dijo el funcionario.
Los problemas con la erosión no son nuevos y no solo comprometen a los oleoductos, sino que amenazan a la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
La situación inició en febrero de 2020 tras el colapso de la cascada de San Rafael, en la provincia de Napo. Desde entonces, el fenómeno ha impactado significativamente la infraestructura petrolera y vial de la zona.
Darío Dávalos, analista en temas de sectores estratégicos, recordó que en el año 2023, durante el gobierno de Guillermo Lasso, se firmaron contratos para la elaboración de estudios para la construcción de una variante definitiva para el SOTE y el poliducto Shushifundi-Quito.
Cuestiona que hasta ahora no se tiene claridad sobre los estudios y la variante, considerando que la semana pasada, a propósito de las fuertes precipitaciones, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional dispuso iniciar los estudios construir una variante definitiva, con el fin de reubicar el SOTE y el OCP.
De igual manera, el ingeniero petrolero Fernando Reyes señaló que los problemas de erosión en el río Coca siguen sin soluciones definitivas.
Señaló que faltan acciones preventivas y argumentó que las intervenciones actuales son reactivas y no una solución a largo plazo. La postergación de una variante definitiva ha llevado a derrames de petróleo y contaminación.
Respecto de la disminución de la producción de crudo, Reyes aclaró que no se trata de una “pérdida”, sino de un diferimiento. Aseguró que, si se logran completar las variantes, el bombeo puede reanudarse a volúmenes anteriores, pero hay dudas sobre la efectividad de la respuesta gubernamental.
Por otro lado, Dávalos agregó que la baja producción, debido a la paralización de los oleoductos, además, pone en desventaja al país porque no puede aprovechar la ventana de incremento del precio internacional del petróleo, que subió $ 2,19 el lunes.
Fuente: El Universo