Gabriel estaba ilusionado con que su panadería pueda crecer, ser el sustento pero a la vez un negocio que prospere en un sector del Cristo del Consuelo, en el sur de Guayaquil.
Las extorsiones frenaron su emprendimiento. Semanas atrás decidió cerrar su panadería. La última semana de mayo se le volvió “insostenible” trabajar en medio de constantes cobros semanales que recibía por parte de presuntos ‘vacunadores’.
“Venían a pedir leche y pan de forma amenazante. Me pidieron $ 5 a cambio de protección”, indicó el comerciante.
Los sujetos llegaban a bordo de motocicletas y a veces caminando. En una de las visitas que recibió, los antisociales le advirtieron que la próxima vez el valor aumentaría.
“Me dijeron que por esta vez me pedían $ 5, pero que luego tenía que pagar $ 10, luego $ 15 y así sucesivamente”, agregó el afectado.
La víctima dijo que accedió a pagar, pero tomó la decisión de cerrar las puertas de su local de forma permanente para no continuar pagando en las siguientes semanas.
“No me quedó otra opción que cerrar. Yo no iba a seguirles pagando a esos delincuentes”, sostuvo.
En el Cristo del Consuelo, otros vendedores —que por seguridad pidieron que no se revele su nombre— contaron que la mayoría de tiendas están siendo ‘vacunadas’, pero por miedo a represalias no denuncian con la Policía Nacional.
Durante estas últimas semanas, este Diario pudo hablar con moradores y comerciantes del norte, noroeste y sur que se han visto obligados a cerrar las puertas de sus negocios para evitar ser ‘vacunados’ o que deben lidiar con esta situación.
En el Cristo del Consuelo, los vecinos dicen que a las tiendas que están ubicadas en las calles principales no les dejan los llamados “panfletos extorsivos”. Sin embargo, a quienes trabajan en zonas más cerradas sí les dejan papeles con amenazas.
Una situación similar ocurre en el sector de la Martha de Roldós, zona en donde el pasado 29 de mayo una comerciante asiática fue secuestrada y luego hallada sin vida, junto a otros vendedores, en una cisterna del distrito Nueva Prosperina.
Ese lugar, una tienda de variedades, cerró sus puertas hace al menos tres meses debido a que los extorsionadores pedían altas cantidades de dinero. Allí los vecinos no proporcionaron mayor información, ya que aseguraron sentirse atemorizados tras el último hecho.
Según testigos, en esa zona se ha evidenciado que varios sujetos estarían bajando desde el cerro de Mapasingue para extorsionar a los comerciantes e incluso a los conductores de camiones que llevan mercadería a los locales. “Lo hacen a plena luz del día; andan vestidos todos de negro y se acercan a los negocios”, reveló un habitante de la zona.
Un comerciante que tiene familiares con despensas en distintas zonas del norte señaló que la situación es insostenible. Ya no solo es el temor a pagar, sino que lleguen a secuestrar para pedir un rescate. Comentó que ya semanas atrás un conocido tuvo que pasar un secuestro extorsivo.
En otros sectores, como Samanes 3 y 5, la situación se repite, según relatan moradores. Una habitante de la etapa 5 contó que varios conocidos han optado por dejar de alquilar allí y buscan opciones en otras zonas de la ciudad para evitar ser víctimas de extorsión.
Por otro lado, en Pascuales, un comerciante aseguró que junto con su esposa deben pagar $ 100 mensuales a una banda delictiva para poder mantener su negocio abierto, desde hace al menos un año. Indicó que en la misma cuadra hay tiendas que pagan hasta $ 200.
En la Pradera 3, sur de Guayaquil, una vecina expresó su temor tras enterarse de que algunos locales de su sector también están siendo extorsionados. “A la tiendita donde compro todos los días ya la están ‘vacunando’. A mí ya me da miedo salir hasta allá”, contó.
Pese a estos testimonios, la Policía Nacional sostiene que desde enero, con corte el 14 de mayo del 2025, los casos de extorsión han disminuido en un 51 % en la Zona 8 en comparación con el mismo lapso del 2024.
Sin embargo, esa información no parece coincidir con lo que vive la ciudadanía en varios barrios. Según datos de la institución, los cinco sectores con mayor incidencia de extorsiones son Pascuales, Modelo, Nueva Prosperina, 9 de Octubre y Durán.
Los comerciantes señalan que muchas veces optan por pagar porque necesitan un medio para subsistir. Pero la carga es pesada, pues los extorsionadores incluso se llevan más de lo que se paga en tasas e impuestos municipales.
En los barrios hay locales que ahora son más difíciles de rentar, pues muchos han dejado los puestos por las ‘vacunas’ que pagan. Si la pandemia se llevó unos negocios, las extorsiones —dicen los comerciantes— son como otra pandemia que está dando de baja a los emprendimientos barriales.
NielsenIQ, una consultora que hace estudios de mercado, tiene registros de la contracción en puntos de venta de negocios barriales en la ciudad.
En 2019 existían 31.491 tiendas y hasta febrero del 2025 se estiman unas 29.960. Es decir, hay una reducción de 1.531 puntos de venta.
Aldrin Flores, industry insights manager en NielsenIQ, explicó que esta contracción se concentra principalmente en negocios como panaderías, carnicerías, fruterías, verdulerías, bazares y abarrotes, mientras que minimercados y tiendas de barrio se mantuvieron más estables en el mismo periodo de comparación.
Las empresas de consumo masivo también han tenido que ajustar sus estrategias ante la compleja situación que se vive en unos barrios, donde para entrar hay que pagar como un peaje.
En sectores de Monte Sinaí, conformado por decenas de cooperativas, las bandas se han repartido manzanas. Cuando entra un repartidor o camión distribuidor se corre la novedad y motorizados lo siguen para cobrar la ‘vacuna’ al conductor. Por eso, algunas empresas han limitado sus coberturas.
Flores indicó que en zonas de mayor riesgo algunos proveedores tienen dificultad de acceso a los puntos de venta, y algunos negocios declaran tener que acortar sus horarios de atención. (I)
Fuente: El Universo