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Radares de velocidad en Guayaquil estarán fuera de servicio hasta octubre por nuevas exigencias de la ANT

Los radares de velocidad en Guayaquil seguirán inactivos al menos hasta octubre de 2025, tras la decisión de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) de declarar inoperativos todos los dispositivos que no cuenten con los nuevos certificados de calibración y verificaciones metrológicas periódicas. Así lo confirmó la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM).

Desde el pasado 4 de abril, los 45 radares de la ciudad dejaron de funcionar debido a un cambio normativo que obliga a cumplir con nuevas condiciones técnicas. Según Manuel Salvatierra, gerente general de la ATM, esta situación deja a Guayaquil sin control automático de velocidad y ha generado un repunte preocupante de siniestros de tránsito.

“La ANT cambió las reglas a mitad del juego, dejando a la ciudad sin radares operativos y exponiendo a los ciudadanos a un aumento alarmante de accidentes”, señaló Salvatierra al diario Expreso.

La nueva normativa exige que los radares cuenten con seis segundos de grabación en video, un método distinto de cálculo para determinar el exceso de velocidad y que su calibración sea realizada únicamente por laboratorios acreditados por el Servicio de Acreditación Ecuatoriano (SAE), dejando fuera a los proveedores que históricamente cumplían esta función. Esta última práctica fue motivo de numerosas quejas por parte de la ciudadanía.

Como respuesta, la ATM se encuentra en proceso de adquisición de 50 nuevos radares, los cuales, según estimaciones, estarán operativos en octubre. La instalación y certificación de estos equipos depende de procesos de importación y de acreditación técnica.

Mientras tanto, se han intensificado los controles manuales con operativos policiales, aunque la ATM admite que no se ha logrado mitigar el aumento de siniestros. Según datos de la institución, en la vía Perimetral los accidentes aumentaron de 14 a 22 entre abril y mayo, los heridos pasaron de 10 a 24 y los fallecidos de 2 a 3. En la vía a la costa, los siniestros crecieron de 3 a 10, los heridos de 4 a 12 y se registraron dos muertes donde antes no hubo.

La medida ha generado opiniones divididas entre los guayaquileños. Algunos ciudadanos celebran la suspensión, argumentando que los radares solo servían para recaudar con multas “fantasma”, mientras que otros temen que la falta de control derive en más excesos de velocidad y accidentes viales.

Por ahora, la ciudad espera el arribo de los nuevos dispositivos que deberán ajustarse a las exigencias técnicas nacionales, en medio de un debate ciudadano que sigue latente sobre el verdadero objetivo del sistema de fotodetección: control o recaudación.

KG

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