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ADIÓS DE UNA LEYENDA: Luka Modric se despide del Real Madrid tras 13 temporadas de magia pura

Luka Modric, el artesano silencioso del Real Madrid, se despide después de escribir una de las páginas más brillantes en la extensa y gloriosa historia del club blanco. Tras 13 temporadas mágicas, este pequeño gigante croata abandona el Santiago Bernabéu convertido en un mito a la altura de los más grandes que han vestido la camiseta merengue.

Llegado en el verano de 2012 desde el Tottenham Hotspur, pocos podrían haber imaginado el impacto monumental que Modric tendría en el Real Madrid. Inicialmente cuestionado por una adaptación difícil, el croata pronto demostraría su clase y elegancia, convirtiéndose en la brújula y el motor del equipo, una pieza imprescindible en el engranaje blanco. Ahora, tras casi 600 partidos defendiendo con orgullo la camiseta blanca, sus números y logros hablan por sí solos: 590 encuentros, 43 goles y, sobre todo, un legado imborrable.

Modric protagonizó algunas de las noches más gloriosas de la historia reciente del Real Madrid. En la final de Lisboa de 2014, frente al Atlético de Madrid, el croata fue esencial para controlar el mediocampo y mantener al equipo vivo hasta el histórico gol de Sergio Ramos en el minuto 93. Su actuación durante la prórroga fue clave para asegurar la Décima, poniendo fin a una espera de doce años.

En 2017, en Cardiff, Modric ofreció otra clase magistral en la final frente a la Juventus. Su actuación, destacada por su asistencia a Cristiano Ronaldo para sentenciar el partido, quedó enmarcada como una de las exhibiciones más memorables en finales europeas, llevando al Real Madrid hacia una victoria contundente (4-1) y hacia la duodécima Copa de Europa.

Al año siguiente, en Kiev (2018), Modric volvió a brillar con luz propia ante el Liverpool. Su control absoluto del juego fue determinante para que el Madrid consiguiera una victoria histórica (3-1), logrando así la tercera Champions consecutiva, algo inédito en la era moderna del torneo.

Son solo tres pinceladas de su genio. Jugar con Modric en el campo era a la vez jugar con una vida extra y con un seguro de vida.

¿Dónde se sitúa Luka Modric en esta constelación de estrellas? A diferencia de Alfredo o Cristiano, la grandeza de Luka Modric no está en los goles anotados ni en su fuerza mediática, sino en la influencia absoluta sobre el juego. Modric ha sido el arquitecto silencioso, el creador de espacios, el futbolista capaz de convertir cualquier jugada rutinaria en una obra de arte. Su manera de entender el juego y de interpretarlo sobre el terreno de juego lo coloca en un lugar único e incomparable dentro de la historia del Real Madrid.

Su importancia trasciende estadísticas y títulos, aunque ambos aspectos sean abrumadores. En 2018, Modric rompió el duopolio Messi-Ronaldo conquistando el Balón de Oro, el primer centrocampista puro en lograrlo desde hacía décadas, un reconocimiento justo y necesario a su labor esencial en el fútbol moderno. Ese mismo año fue reconocido como el mejor jugador del mundo tanto por la UEFA como por la FIFA, consolidándose definitivamente en la élite absoluta del deporte.

Pero Modric nunca ha sido únicamente un jugador del Real Madrid. Su impacto global con la selección de Croacia le convierte en un símbolo nacional. Con 186 partidos internacionales, es el jugador con más participaciones en la historia de su país, liderando a Croacia hasta la histórica final del Mundial de Rusia 2018, donde fue elegido mejor jugador del torneo. Cuatro años después, en Catar, volvió a brillar con un Balón de Bronce, ratificando su increíble longevidad y calidad.

El Real Madrid ha visto desfilar a futbolistas excepcionales, pero pocos con la trascendencia y la universal admiración que ha generado Luka Modric. Su partida supone el fin de una era irrepetible. Modric ha sido el hilo conductor de la última década gloriosa, aportando equilibrio, inteligencia y una calidad técnica exquisita que ha elevado el fútbol del Real Madrid hasta cotas insospechadas.

Hoy, al despedir a Luka Modric, el madridismo siente que se va parte del alma del club. Su legado, sin embargo, permanece intacto en cada aficionado que tuvo el privilegio de verle jugar. Al lado de Di Stéfano y Cristiano, Modric completa una trilogía perfecta de leyendas blancas: Di Stéfano como el pionero, Cristiano como el conquistador absoluto y Modric como el artista silencioso que hizo del fútbol una poesía constante sobre el césped del Bernabéu.

No se trata simplemente de despedir a un jugador excepcional, se trata de reconocer a un futbolista que, en silencio y con humildad, cambió la historia del Real Madrid y del fútbol mundial. Luka Modric será siempre recordado no solo por sus títulos y distinciones, sino sobre todo por haber sido capaz de transformar el juego en arte, haciendo honor a los valores eternos del madridismo: clase, entrega y pasión.

Gracias, Luka, por haber elevado el fútbol a una dimensión superior y por haber mostrado al mundo que la grandeza no siempre se mide en goles, sino en la capacidad de hacer mejor a los demás y de convertir cada pase en una melodía inolvidable. La historia blanca siempre tendrá reservado para ti un lugar privilegiado, a la altura de los más grandes. Hasta siempre, leyenda.

Vía revistagq.com

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