Como es tradición tras la elección de un nuevo Papa, a las 11 de la mañana del viernes, en la Capilla Sixtina, León XIV presidió su primera Celebración Eucarística como Sumo Pontífice con los Cardenales electores. Zapatos negros y una cruz pastoral hecha para Benedicto XVI y utilizada también por el Papa Francisco: así se presentó Prevost al día siguiente de finalizar el Cónclave que lo eligió, en su primera misa como Papa.
«Me has llamado a llevar una cruz»: estas son las primeras palabras, pronunciadas en inglés, de Robert Prevost, en la homilía de presentación de su pontificado. «Comenzaré con unas palabras en inglés, el resto lo haré en italiano», dijo. «Estoy contento de estar aquí con vosotros, queridos hermanos, para que la bendición del Señor continúe sobre nosotros», continuó. «Me habéis llamado a llevar una cruz y a ser bendecido por esta misión y quiero que también vosotros caminéis conmigo«, añadió antes de proseguir con su homilía en italiano.
El Papa León XIV citó a Francisco en la misa
«Aún hoy no son pocos los contextos en los que la fe cristiana es considerada una cosa absurda, para débiles y poco inteligentes. Contextos en los que se prefieren a ella otros valores, como la técnica, el dinero, el éxito, el poder, el placer».
Responder a la pregunta de quién es Cristo para cada persona «no es una cuestión trivial», y tiene varias respuestas a actitudes consecuentes, dijo el Papa. «Está, en primer lugar, la respuesta del mundo», prosiguió León XIV, que a menudo «considera a Jesús una persona totalmente intrascendente, a lo sumo un personaje curioso, que puede suscitar asombro por su modo insólito de hablar y de actuar. Y así, cuando su presencia se hace molesta por las exigencias de honestidad y las exigencias morales que plantea, este «mundo» no dudará en rechazarlo y eliminarlo».
En su homilía en italiano, Prevost volvió a citar al Papa Francisco, refiriéndose al mundo que Bergoglio nos ha confiado, «en el que, como tantas veces nos ha enseñado, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador«.
Concluyendo su homilía en la misa concelebrada con los cardenales en la Capilla Sixtina, León XIV señaló «un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejerza un ministerio de autoridad: desaparecer para que Cristo permanezca, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado (cf. Jn 3,30), gastarse al máximo para que a nadie le falte la oportunidad de conocerlo y amarlo», dijo. «Que Dios me conceda esta gracia, hoy y siempre, con la ayuda de la tierna intercesión de María Madre de la Iglesia», concluyó Prevost.
Tomado de Euronews
