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El 23,2 % de los ecuatorianos con empleo adecuado trabaja de forma independiente, ¿qué oficio desarrollan?

El 55,5 % de la población que trabajó en Ecuador hasta marzo de 2025 lo hizo en el sector informal de la economía, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), es decir, no tuvo ingresos fijos, no estuvo afiliado a la seguridad social (al menos no bajo relación de dependencia) y no contó con garantías sólidas respecto de sus derechos laborales.

La condición del mercado laboral ha llevado a muchos ecuatorianos a llenar nichos poco convencionales para asegurarse ingresos, como Fiorella Benincasa, médica especialista en lactancia materna, quien trabaja de forma independiente, visitando a madres en sus hogares u hospitales; o Mayko Wong, quien ofrece servicios de higiene para mascotas a domicilio; o Juan Begué, catador profesional de café, quien analiza las muestras que le envían fincas a su laboratorio.

Todos ellos trabajan de forma independiente, al igual que el 23,23 % de los 2,9 millones de ecuatorianos empleados adecuadamente hasta marzo pasado, de acuerdo con el INEC. En contraste, el 54,6 % de la población subempleada (que gana menos del sueldo básico unificado de $ 470) trabaja de forma independiente.

El INEC, además, reporta diferencias entre los niveles de desempleo entre hombres (tasa del 2,8 %) y mujeres (4,0 %).

No obstante, las mujeres tienen un menor nivel de subempleo (17,6 %) en comparación con los hombres (23,2 %).

En total, la población económicamente activa del país para marzo pasado fue de 8′731.612, de los cuales 8′442.456 tenían trabajo, pero solo 2′982.139 contaron con empleo adecuado o pleno.

Denisse Alvarez, docente de la carrera de Gestión de Talento Humano de la Universidad Casa Grande, expresa que la creatividad es un factor importante para sortear los obstáculos sistemáticos propios del mercado laboral actual del país.

“La creatividad marca la diferencia, ayuda a resolver problemas (…). El ecuatoriano, con todo lo que hemos vivido, esta capacidad de adaptabilidad es constante para nosotros. ¿Me vas a decir que no fuimos creativos durante la crisis energética? Buscamos la forma de sobrevivir, cómo organizábamos nuestras vidas cotidianas. Contextos muy complejos, de crisis, pueden sacar estas habilidades”, indica Alvarez.

Sin embargo, añade, los factores desfavorables no son únicos al país, sino que se suman a una tendencia regional de influencias del entorno socioeconómico en los mercados laborales. El ámbito laboral del país, señala, “sí es hostil” y no está “exento de brechas y desigualdades”.

“(La creatividad) es un salvavidas, pero no es solo tener una idea nueva, sino que se le suma la disrupción”, dice la docente.

Alvarez agrega que se necesitan políticas públicas que incentiven la creatividad y que den garantías políticas, ambientales y sociales para innovar.

María Isabel Loaiza, directora de Innovación Docente en la Universidad Técnica Particular de Loja, coincide en que se necesita más apoyo financiero para emprendimientos creativos.

“Hace falta un apoyo público para promover estos proyectos, convocatorias de capital semilla, trabajar con grandes empresas, mejorar la relación entre las compañías y la academia con las prácticas preprofesionales, disminución de las tasas de interés (para préstamos), es indispensable”, dice Loaiza.

La creatividad, añade Loaiza, debería ser una pieza clave en el proceso educativo en todos los niveles, “no solo para buscar trabajo, sino para generar trabajo, porque quizá encontraremos oportunidades donde otros no lo hicieron”. (I)

Fuente: El Universo

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