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LA PREVIA: Barcelona vs Real Madrid: octavo Clásico en final de Copa del Rey

La final de la Copa del Rey reencontrará este sábado en Sevilla a Barcelona y Real Madrid once años después de su última cita en el partido decisivo de este torneo.

Fue en 2014, en Valencia, y se llevó el título el Real Madrid que entrenaba por primera temporada Carlo Ancelotti. Será el octavo duelo entre ambos en la final de Copa del Rey y el tercer Clásico de este curso que domina, con suficiencia, el Barcelona.

Dirigido por un Hansi Flick infalible en lo que a finales se refiere (suma seis títulos en otras tantas citas), el Barcelona le ha dado dos auténticos repasos al Real Madrid esta temporada.

Del 0-4 liguero en octubre al 2-5 en enero que le otorgó la Supercopa de España en Arabia, la cita de Sevilla podría ser histórica, entre otras cosas, por ser la primera vez que el equipo azulgrana encadena en un mismo curso tres victorias en el Clásico.

Y le permitiría, además, igualar en el palmarés de finales de Copa entre ambos clubes, una estadística que domina ahora el Real Madrid por 4-3, habiendo vencido en las dos últimas de 2011 y 2014, que sucedieron a dos triunfos azulgranas en 1983 y 1990 después de un estreno merengue en 1936 y un título por bando: Barça en 1968 y Madrid en 1974.

Han sido finales de toda clase y condición. La primera puso broche de oro a la carrera del divino, e inolvidable, Zamora, la siguiente motivó una prohibición posterior, la tercera fue un desquite merengue en toda regla, la cuarta aún se recuerda volando a Marcos, la quinta supuso la salvación de Johan Cruyff, la sexta justificó la contratación de José Mourinho y de la última aún acude la imagen esprintando de Gareth Bale.

No siempre ganó el favorito y sí lo hizo el más necesitado, llegando con su triunfo a salvar la temporada, cuando no un proyecto entero.

1936 Real Madrid 2-1 Barcelona

La última parada. Ricardo Zamora, el primer portero ídolo mundial, periquito de corazón que jugó también en el Barça y se retiró en el Real Madrid aquel 21 de junio de 1936, 27 días antes de que estallara la Guerra Civil española, siendo el héroe merengue de la final de la Copa de la República que se disputó en Valencia.

En 12 minutos mandaba el Madrid por 2-0 y a la media hora descontó el Barça. Aquel 2-1 se mantuvo hasta que faltaban apenas tres minutos para acabar el encuentro (algunas crónicas hablan del minuto 85 y otras del 89), cuando el azulgrana Escolà burló la numantina defensa madridista, entró en el área y soltó un remate raso, duro, cercano y ajustado al palo… Era gol, tenía que ser gol, el 2-2, la prórroga, el alivio barcelonista… Pero ahí voló majestuoso El Divino.

«Dicen que fue la mejor parada de mi vida. Logré atenazar el balón con una sola mano». recordó Zamora en sus memorias, años después. Ahí acabó el partido, la final y la carrera del primer gran portero de la historia del futbol.

1968 Barcelona 1-0 Real Madrid

La final de las botellas. Campeón de Liga dos meses antes por séptima ocasión en las ocho últimas temporadas, el Real Madrid de Miguel Muñoz perseguía el segundo doblete de su historia, recibiendo en el Bernabéu a un Barça herido y presentado como víctima propiciatoria del Madrid de los Yeyés que dos años antes había conquistado su sexta Copa de Europa.

¿Qué pasó? Ocurrió que ante la pasión de un estadio entregado absolutamente al equipo merengue (las crónicas hablan de apenas unos centenares de hinchas azulgranas), a poco de comenzar el partido el madridista Zunzunegui se marcó un gol en propia puerta y la excitación local dio paso a los nervios, a la pausa del Barça… Y a una victoria del equipo, tan impensable como sorprendente.

Fue la 17ª Copa en la historia del club, que no pudo celebrar el título en el terreno de juego debido al masivo lanzamiento de botellas de cristal por parte del público local, que ya había empezado a tirar envases durante el partido y lo multiplicó al final.

Aquello provocó que la federación prohibiera a partir del curso siguiente servir bebidas en envases de vidrio e impusiera los de plástico.

1974 Real Madrid 4-0 Barcelona

La revancha. Cuatro meses después de que el Barcelona asaltara a lo bestia el Bernabéu con un 0-5 de leyenda, liderado por el impacto monumental de Johan Cruyff, ambos equipos se reencontraban en una final con sabor a venganza por parte del Madrid y de doblete para el Barça.

Hubo venganza, casi por todo lo alto, aunque varios de los protagonistas prefirieron hablar de desquite tras la paliza que infringieron en el estadio Vicente Calderón a un campeón de Liga desconocido, cansado y huérfano de su ídolo holandés.

En aquella primera temporada con extranjeros la federación impuso que la Copa solo la pudieran jugar futbolistas nacionales (así fue hasta 1977) y mientras la ausencia de Netzer en el Madrid fue cubierta de forma magnífica por Velázquez, la baja de Cruyff en el Barça fue terrible. Santillana abrió el marcador muy pronto y al comienzo de la segunda parte, cuando quiso darse cuenta el Barça, Rubiñán y Aguilar anotaron dos goles rápidos que pusieron el 3-0 en el minuto 50. Intentando salvar el honor el cuadro azulgrana, Pirri clavó el 4-0… Y se intuyó más cerca el 5-0 que el 4-1 para igualar aquella otra humillación del mes de febrero. Pero el partido acabó así. Un desquite por todo lo alto.

1983 Barcelona 2-1 Real Madrid

El vuelo del Pichón, las butifarras de Schuster. Cuatro días antes de la final del 4 de junio el Barça estaba en estado de ebullición. Bestial. Maradona y Schuster, los dos cracks del equipo azulgrana, habían sido invitados al homenaje a Paul Breitner en Munich, pero el club les prohibió viajar e, incluso, requisó el pasaporte del Pelusa, temiendo que éste se fuera por su cuenta y riesgo. Ambos montaron en cólera, aduciendo que era de justicia acudir al homenaje de una estrella mundial como había sido Breitner.

Y sin mencionar, como se supo después, que aquel ‘viaje’ les habría proporcionado unos ingresos de 30 mil euros de la época gracias a diversos contratos publicitarios, una cifra nada menor.

Con ese ambiente viajó el Barça a Zaragoza enfrentado a un Madrid igualmente necesitado. Pero la final, calurosa y con un ambiente fuera de lo común, cayó del bando azulgrana. Víctor avanzó al Barça, igualó Santillana en la segunda mitad, y en el último minuto un centro pasado de Julio Alberto lo remató de cabeza, en posición acrobática, Marcos Alonso. Un gol histórico al que siguieron dos cortes de mangas de Schuster dedicados a su compatriota, que no amigo, Stielike, jugador del Madrid.

1990 Barcelona 2-0 Real Madrid

La salvación de Johan Cruyff. «Nadie sabe qué habría pasado si llegamos a perder aquella final» reconoció en un reportaje a ESPN Guillermo Amor recordando aquella final del 5 de abril de 1990, en Mestalla y que, desde luego, marcó un antes y un después en la historia moderna del Barça. Y sin exagerar podría casi decirse del futbol.

Era la segunda temporada de Johan Cruyff en el banquillo y la crisis era tan latente como exagerada en el club azulgrana, alrededor del cual se multiplicaban las voces que pedían el despido del entrenador holandés.

Núñez lo defendió públicamente pero de puertas adentró, se supo después, empezó a mover los hilos buscando un nuevo técnico si la temporada acababa sin títulos. Pero ante el Madrid de la Quinta del Buitre que cabalgaba hacia su quinto título de Liga consecutivo sobrevivió con magnificencia un Barça que se impuso por 2-0, con goles de Amor y Julio Salinas. Se salvó Cruyff. Y nació el Dream Team.

2011 Real Madrid 1-0 Barcelona

El desquite de Mourinho. En el verano de 2010 Florentino Pérez fichó a José Mourinho para acabar con el reinado del Barça de Guardiola. «El problema fue que el Madrid no fichó un proyecto, contrató un anti. No quería crear, pretendía destruir». explicó años después Bernd Schuster, recordando aquella época en que los Clásicos traspasaron todas las barreras imaginables.

El primer Clásico entre los dos entrenadores, en el Camp Nou, lo ganó el Barça por 5-0, un atropello en toda regla del que aprendió el portugués, que igualó 1-1 en el Bernabéu cuatro días antes de la gran final de Copa en Mestalla.

Al cabo de una semana el Barça asaltó otra vez el Bernabéu (0-2) en la ida de las semifinales de Champions, pero aquella Copa cayó del bando merengue gracias a un gol de Cristiano Ronaldo en la prórroga, después de un partido durísimo, en ocasiones violento y tras el que Guardiola ‘felicitó’ a un juez de línea por acertar en un fuera de juego muy dudoso de Pedro que significó la anulación de su gol. «Es la primera vez que veo criticar un acierto del árbitro», ironizó Mourinho, que pudo ganar aquella batalla y saboreó su particular desquite.

2014 Real Madrid 2-1 Barcelona

El sprint de Bale, la presentación de Ancelotti. Carlo Ancelotti cumplía su primera temporada como entrenador de un Madrid que no pudo ganar LaLiga pero que estrenó su palmarés con aquella Copa en Valencia. Fue su primer trofeo merengue, semanas antes de la Champions de Lisboa y dando paso al que hoy es el mayor de un entrenador en el club madridista.

Aquel 16 de abril aún quedaban cinco jornadas para acabar una Liga que celebró el Atlético de Madrid en el Camp Nou y los dos gigantes se reencontraban en Valencia tres años después del gol de Cristiano Ronaldo, ausente por lesión en esa cita.

Ángel di María avanzó al Madrid en la primera parte, igualó Marc Bartra en la segunda para el Barça. Y a cinco minutos de que se llegara a la prórroga un sprint monumental de Gareth Bale, recorriendo cerca de 80 metros y dejando atrás a un Bartra que pareció haberle ganado la posición en el centro del campo, sentenció la final para el cuadro merengue.

De aquel 16 de abril de 2014 a este 26 de abril de 2025. Once años y diez días después, esta vez en Sevilla, volverán a cruzarse Barça y Real Madrid por otro título de Copa. El equipo de Flick persigue igualar el palmarés en las finales y mantener su dominio incontestable frente al gran rival este curso; el cuadro de Ancelotti pretende frenar esa sangría que sufre contra el conjunto azulgrana.

¿Favorito el Barça? Nada mejor que huir de pronósticos facilones porque la historia ha demostrado demasiadas veces, que ni gana siempre el mejor, mucho menos el favorito y sí a menudo el más necesitado…

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