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Benny Hill, el humorista que no supo reinventarse: el final del hombre que pasó del éxito a la cancelación por sus chistes sexistas

Hace 33 años, el 20 de abril de 1992, lo encontraron sentado en su viejo sofá, frente a su televisor. Estaba ahí. Quieto de muerte. Llevaba para entonces varios días sin respirar, rodeado de platos y vasos sucios, de diarios desparramados por el suelo y envuelto en los efluvios de su propia descomposición biológica.

Quizá, después de todo, el televisor lo mirara a él: Benny Hill era el comediante más famoso del planeta que había alcanzado a millones de espectadores durante treinta y cinco años.

Quién descubrió su cuerpo fue su productor y uno de sus pocos amigos, Dennis Kirkland. Hacía días que no sabía nada de él. Como no le respondía el timbre, subió por la escalera exterior para incendios del edificio, ubicado en el barrio londinense de Teddington, hasta el tercer piso. Parado desde un escalón pispeó por la ventana del living y lo vio. Parecía un vagabundo durmiendo en un basural.

Infobae

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