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Tensión diplomática entre Colombia y Ecuador tras declaraciones de Gustavo Petro

A pesar de que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, manifestó que no reconoce los resultados de las recientes elecciones presidenciales en Ecuador, su par ecuatoriano, Daniel Noboa, respondió con un tono mesurado pero firme. “Tengo una muy buena relación con el presidente Petro… pero Ecuador ha sido víctima de los problemas sociales y políticos que lamentablemente vive Colombia”, expresó Noboa en una entrevista con la revista Semana.

La reacción de Noboa se produce luego de que Petro afirmara públicamente que los comicios del pasado domingo “no fueron libres”, sin ofrecer pruebas claras que sustenten esa afirmación. Estas declaraciones generaron rechazo inmediato en Quito y encendieron un nuevo capítulo de tensiones diplomáticas entre los dos países andinos.

En la misma entrevista, el presidente Noboa —quien fue reelegido con el 55,6 % de los votos— subrayó su voluntad de mantener una agenda bilateral enfocada en la cooperación en temas clave como comercio y seguridad. “Hemos tenido reuniones con el presidente Petro y esperamos seguir fortaleciéndolas. Los desafíos de la región requieren unidad, no división”, señaló el mandatario.

Desde el Gobierno ecuatoriano, las críticas a la postura colombiana también llegaron por parte del ministro de Gobierno, José De la Gasca, quien insinuó que Petro habría sido mal informado. “Cuando reciba los mensajes correctos cambiará de postura. Se han inventado una supuesta lista negra y cosas sin sentido, ya desmentidas”, afirmó en declaraciones a una emisora local.

En contraposición a las dudas del presidente colombiano, tanto la Unión Europea (UE) como la Organización de Estados Americanos (OEA) ya han validado los resultados electorales, destacando la transparencia del proceso y rechazando cualquier sospecha de fraude. Estas posturas internacionales debilitan aún más las acusaciones de la excandidata correísta Luisa González, quien se ha negado a aceptar su derrota y ha denunciado presuntas irregularidades sin aportar pruebas contundentes.

La tensión diplomática entre Bogotá y Quito ocurre en un contexto regional complejo, marcado por desafíos comunes como el narcotráfico, la migración y la seguridad fronteriza. A pesar del impasse, la postura ecuatoriana apunta a una voluntad de diálogo y cooperación, mientras se espera una eventual rectificación por parte del gobierno colombiano.

 

 

LA NACIÓN

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