Es una escena habitual: llegar tarde a casa, ducharse rápido y acostarse con el cabello aún húmedo. No parece un gran inconveniente. Sin embargo, lo que algunos consideran un gesto inocente puede tener consecuencias sobre la salud del cabello y el cuero cabelludo.
Aunque los efectos no son inmediatos ni extremos, dormir con el pelo mojado de manera habitual sí puede producir daños estructurales y afecciones dermatológicas que, con el tiempo, afectan la calidad y resistencia del pelo.
Rotura capilar: el riesgo más frecuente
La principal preocupación no es estética, sino estructural. El cabello mojado cambia físicamente: se vuelve más elástico, frágil y vulnerable. Esto se debe a la apertura temporal de la cutícula, la capa externa protectora del tallo capilar.
El cabello mojado pierde resistencia porque la humedad provoca que su capa externa, llamada cutícula, se abra y se estire temporalmente, lo que lo hace más propenso a romperse, explicó la Dra. Carol Cheng, dermatóloga pediátrica de UCLA Health, en diálogo con el medio de salud SELF.
La fricción con la almohada mientras dormimos -movimientos involuntarios, giros de cabeza- puede intensificar el daño, ya que el pelo húmedo resiste menos la tensión. Aunque hacerlo esporádicamente no provocará que se quiebre en masa, la exposición repetida sí puede debilitarlo a largo plazo.
Infobae