Para ganar una partida de Scrabble, empiece por la parte inferior de la tabla periódica. Las 17 “tierras raras” que allí se encuentran tienen nombres largos, como disprosio y praseodimio, repletos de letras que valen la pena. También comparten otras características. Todos se producen y utilizan en cantidades minúsculas, pero son cruciales para una serie de productos de alta tecnología, desde baterías y energías renovables hasta armas y dispositivos médicos. Y lo que es aún más importante, todas ellas son suministradas en gran parte al mundo por China.
Las tierras raras también forman parte de la guerra comercial. El 4 de abril, en respuesta a los aranceles de Donald Trump, China restringió las ventas a Estados Unidos de siete tierras raras. La medida obliga a los productores a solicitar licencias de exportación. No es una prohibición rotunda, pero podría convertirse en una. China ya ha impuesto prohibiciones de este tipo a las exportaciones de tres metales menos raros, pero críticos, y ha reforzado los controles sobre otros. ¿Hasta qué punto sería perjudicial un embargo de tierras raras?
Infobae