Un reconocimiento a una lucha incansable por la seguridad del país. Esta semana la Junta Interamericana de la Defensa (JID) entregó un reconocimiento al ministro de Defensa Nacional del Ecuador, Gian Carlo Loffredo por su trabajo durante este Conflicto Armado no Internacional, el premio de nombre “Medalla de la Junta Interamericana de Defensa” destaca la participación de actores que promueven acciones a favor de la seguridad y defensa de su país y de la región.
“Este reconocimiento soldado ecuatoriano es para ustedes, porque quiero devolverlo a quien le pertenece, al soldado que duerme en una carpa lejos de su familia, a esos hombres y mujeres que sacrifican su comodidad por ver una patria libre, a aquellos que combaten con valentía las balas del enemigo y sobre todo a ese soldado que ni el cansancio le ha podido robar la esperanza de días mejores, a todos los que han ofrendado su vida, a los que cuidan las cárceles, las calles, el cielo, el mar y las fronteras, ganar la guerra consiste en luchar sin cansarse”, fue lo que resaltó el ministro de Defensa en un video enviado a la Junta Interamericana de la Defensa en agradecimiento a este alto reconocimiento que recibió el país.
La Junta Interamericana de la Defensa (JID) es un organismo internacional que tiene 83 años existencia y que agrupa a los ministros de Defensa y altos mandos militares de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA). Su principal objetivo es promover la cooperación en temas de defensa y seguridad en la región de las Américas, así como fomentar el intercambio de experiencias y el desarrollo de estrategias conjuntas para enfrentar amenazas comunes, como el crimen organizado, el terrorismo, y otros desafíos de seguridad.
Este premio, otorgado por la JID, resalta el esfuerzo y sacrificio de los soldados ecuatorianos y simboliza el reconocimiento a la unidad y el compromiso de Ecuador con la paz y la seguridad regional. Es un testimonio del valor y la dedicación de aquellos que, día tras día, enfrentan los desafíos del conflicto y arriesgan sus vidas para proteger a su nación. En tiempos de incertidumbre, estos hombres y mujeres siguen siendo un faro de esperanza, un recordatorio de que la lucha por un futuro mejor nunca se detiene.
Seguiremos fuertes y unidos, construyendo un camino de seguridad, sin negociar nunca con las mafias.