La Asamblea Nacional de Francia ha aprobado este martes una proposición de ley que incluye el no consentimiento sexual en la definición del delito de violación, una enmienda que responde a casos como el de Gisèle Pelicot, abusada sexualmente durante años con la ayuda de su marido. El texto ha salido adelante por 161 votos a favor y 56 en contra y deberá ahora ser estudiado en el Senado.
Concretamente, el proyecto de ley reformula el artículo del código penal que abarca todas las agresiones sexuales y redefine el consentimiento como una aprobación explícita, libre, revocable y que no se puede deducir del silencio o la falta de resistencia de la persona.
El texto fue aprobado en comisión parlamentaria el pasado enero después del impulso por parte de la ecologista Marie-Charlotte Garin y de la macronista Véronique Riotto. Garin, que es además la presidenta de la comisión, ha defendido desde la tribuna que el objetivo es «marcar la barrera entre sexualidad y violencia», lo que conlleva un «gran trabajo técnico» debido a que «la materia penal es muy sensible».
Hasta ahora, la Justicia francesa solo contempla la violencia, coacción, amenaza y sorpresa como supuestos que prueban una violación.
«Creo que esta noche, colectivamente, hemos reconocido que estamos pasando de la cultura de la violación a la cultura del consentimiento«, ha dicho tras la aprobación la diputada Garin. «Esta es la primera piedra que arrojamos al muro de la impunidad», ha añadido.
División en el movimiento feminista
La que sería la ley del ‘solo sí es sí’ francesa, en caso de aprobarse en el Senado, divide enormemente a la judicatura y al movimiento feminista por la posibilidad de que la investigación se centre en el comportamiento de la víctima y no en la estrategia intimidatoria del agresor.
El Consejo de Estado, la máxima jurisdicción en el ámbito administrativo, recordó el pasado 6 de marzo que la jurisprudencia francesa establece que la coacción y la sorpresa ya son nociones incluidas en todos los casos que «implican la utilización de estratagemas que conducen a viciar el consentimiento».
El movimiento feminista francés está dividido sobre esa noción, pues hay una parte que juzga que añadirlo puede, a la postre, perjudicar a la propia víctima.
La corriente feminista sí converge en que, para mejorar la protección de las mujeres víctimas de violencias sexuales, haya una ley integral con 130 medidas concretas que refuerzan los recursos económicos, la formación de magistrados y policías en esta materia y la creación de un Ministerio de Igualdad de pleno derecho.
Tomado de RTVE