Comer rápidamente alimentos grasosos y azucarados ya está probado que causa un daño significativo en el cuerpo humano. Y ahora sabemos que también puede alterar la actividad cerebral de manera significativa, según un reciente estudio publicado en Nature Metabolism.
A pesar de que los participantes no experimentaron un aumento de peso, los resultados revelaron cambios en los patrones cerebrales que podrían tener implicaciones a largo plazo, similares a los observados en personas con obesidad.
Infobae