Efraín tenía doce años cuando dejó el valle del Cauca para estudiar en Bogotá. La noche antes de partir, su hermana entró en su habitación, cortó un mechón de su cabello y se marchó en silencio. “Cuando salió, habían rodado por mi cuello algunas lágrimas suyas”. Aquella escena, de una dulzura trágica, es apenas el inicio de una historia que marcaría la literatura latinoamericana y que los lectores siguen eligiendo.
María, la obra cumbre de Jorge Isaacs, publicada en 1867, es mucho más que una historia de amor juvenil. Es una novela sobre la pérdida, sobre la imposibilidad de retener el tiempo, sobre la memoria y el paisaje. También es un testimonio del contexto histórico de la época: Colombia era un país fragmentado por guerras civiles entre liberales y conservadores, una nación joven que aún buscaba consolidarse tras la independencia. Esta inestabilidad se refleja en la novela de manera indirecta, en el sentido de tránsito y desarraigo que enfrenta el protagonista.
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