El intestino y el cerebro están unidos por un eje de comunicación que va más allá de la digestión. Así lo probaron ya numerosos estudios que han llevado a acuñar la ya famosa frase: “el intestino es el segundo cerebro”. Un intrincado sistema de señales conecta y modula ambos órganos condicionando aspectos tan variados como el estado de ánimo, el dolor y la respuesta al estrés.
Así, el eje intestino-cerebro es objeto de interés en la comunidad científica, al menos, desde el siglo pasado y su estudio abarca innumerables aristas. El síndrome del intestino irritable (SII), un trastorno funcional digestivo que afecta a millones de personas en todo el mundo, presenta una variabilidad que va más allá de los síntomas intestinales, ya que involucra también manifestaciones extraintestinales como fatiga, cefalea y dolores articulares.
Infobae