Ecuador, bajo el Gobierno de Daniel Noboa, enfrentó en 2024 una crisis energética histórica marcada por apagones de hasta 14 horas diarias, una sequía que redujo al 30% la capacidad de sus hidroeléctricas y una dependencia récord de Colombia.
Los cortes, iniciados en septiembre, paralizaron industrias, encarecieron alimentos y dispararon el malestar social, mientras el país desembolsaba USD 0,26 por kilovatio hora (kWh), cinco veces más que en 2020, para importar electricidad.
Ecuador destinó USD 615,16 millones a la compra de electricidad desde Colombia entre 2023 y 2024, una cifra que refleja el alto costo de la crisis energética.
Este incremento multiplicó por 12 los gastos de importación de energía en comparación con el período 2020-2022, cuando el país solo pagó USD 49,64 millones.

La crisis energética, marcada por apagones de hasta 14 horas diarias en 2024, obligó a Ecuador a depender del suministro colombiano.
Sin embargo, la sequía que afectó a Colombia en agosto, septiembre y octubre redujo la oferta disponible, limitando las compras ecuatorianas en un 2,31% en comparación con 2023.
Ecuador adquiere electricidad de Colombia en un mercado donde las transacciones están marcadas por precios definidos al instante, con base a un complejo cálculo matizado por normativas de la Comunidad Andina de Naciones, CAN”.
dijo Darío Dávalos, experto energético.
En los años previos a la crisis, las tarifas de compra de electricidad a Colombia se mantuvieron por debajo de USD 0,10 por kWh.

Dávalos señaló que Ecuador podría negociar acuerdos bilaterales en períodos de mayor pluviosidad para obtener tarifas más bajas.
No obstante, en condiciones de déficit energético, el país se ve obligado a aceptar los costos del mercado sin margen de negociación.
Esta situación ha evidenciado la vulnerabilidad del sistema eléctrico ecuatoriano y su falta de autonomía energética.
Radio Pichincha