El debate presidencial del pasado 19 de enero dejó varias propuestas curiosas, entre ellas algunas destinadas a evitar futuras crisis energéticas.
Tanto Henry Kronfle, del Partido Social Cristiano (PSC), como Luis Tillería, de Avanza, y el presidente-candidato Daniel Noboa, del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), plantearon la posibilidad de generar energía nuclear en el país.
Noboa ya había sugerido el uso de energía nuclear en medios en octubre de 2024, en medio de la crisis de generación eléctrica y subsecuentes apagones que sufrió el país. Dijo que el Gobierno ecuatoriano estaba en conversaciones con Francia para lograrlo.
Durante el debate, Tillería dijo que existen yacimientos de uranio en la cordillera del Cóndor en la Amazonía que podrían utilizarse como materia prima para una eventual planta, y que sería posible generar hasta 10.000 megavatios de energía con una sola planta.
“Una planta fácilmente puede quedar en el Oriente”, añadió Tillería.
Kronfle aseguró que en su gobierno dejaría que privados generen energía, además de recalcar la importancia de diversificar la matriz energética del país, incluyendo a la generación nuclear. Noboa, a su vez, reiteró que su gobierno invertirá en soluciones nucleares. En octubre pasado habló del tema y sostuvo que estaba conversando con el gobierno de Francia sobre es posibilidad.
¿Es factible que en Ecuador se genere energía nuclear?
Más allá de ser una muletilla popular entre los políticos últimamente, la posibilidad de crear plantas nucleares para proveer de electricidad al país es una alternativa con aspectos negativos y positivos.
Para Luis Ugarte, docente de la facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación de la Espol, estas propuestas solo son factibles a largo plazo.
Los estudios necesarios para empezar el proyecto, afirma, tomarían al menos una década. Eso significa que al menos dos presidentes (posiblemente de distintas vertientes e ideologías políticas) tendrían que sostener el programa nuclear.
Otra cuestión es procurar la materia prima necesaria para sostener la planta, en este caso uranio o plutonio. A pesar de que Tillería dijo durante el debate que existiría uranio en la Amazonía, Ugarte no está convencido.
“No tenemos las reservas (…). Si fuera así, ese análisis lo hubiese hecho Celec, el Ministerio de Energía, o el Cenace hace treinta años atrás. Hubiese venido alguna empresa extranjera para hacer la explotación. Puede ser que exista un tipo de yacimiento, pero no es la cantidad suficiente para decir que vamos a montar una central nuclear”, expone Ugarte.
Eso significa que Ecuador tendría que importar materia prima costosa. Solo construir una central de entre 1 y 1,6 megavatios, la inversión necesaria sería de $ 5.000 millones a $ 10.000 millones.
Además de su costo restrictivo, Ugarte señala que la posición de Ecuador dentro del cinturón de fuego del Pacífico significa que la actividad sísmica podría amenazar la integridad de una hipotética planta nuclear.
En Fukushima, Japón, por ejemplo, un fuerte sismo en 2011 ocasionó la pérdida de energía de los sistemas de enfriamiento de tres reactores de la planta nuclear local, derivando en el peor desastre nuclear desde Chernobil en 1986.
Un programa nuclear también implicaría la constante formación y capacitación de técnicos, para lo cual también es necesario invertir recursos.
A pesar de su poca factibilidad a corto y mediano plazo, generar energía nuclear en el país tiene una serie de beneficios, pues se trata de una fuente de energía limpia y sostenible en el tiempo.
¿Cómo funciona una planta nuclear?
Las plantas nucleares actuales utilizan el proceso de fisión nuclear, es decir, la división de átomos de uranio o plutonio, lo cual libera grandes cantidades de energía.
El calor producido calienta el agua, y el vapor generado hace mover un sistema de turbinas, produciendo electricidad. Este proceso no genera emisiones de carbono, pero existen riesgos de contaminación y de fallas en los sistemas por error humano.
Además, la fisión nuclear genera grandes cantidades de desechos radioactivos que deben ser manejados apropiadamente para que no representen un peligro.
Raúl Castro, ingeniero eléctrico y docente de la Universidad Técnica Particular de Loja, explica que la fusión nuclear es otro método, aunque todavía no se aplica a nivel mundial.
“En la fusión no destruimos, sino que unimos, fusionamos dos átomos de un elemento que hay en abundancia en la Tierra, el hidrógeno.
Ecuador, explica Castro, debería invertir en esta energía desde el comienzo. “En 2030 ya pronostican que existirán los reactores de fusión nuclear comerciales (…). Sería la solución ideal para nuestro país”.
La tecnología de fusión nuclear todavía no se aplica de forma masiva en los países nucleares. “Tenemos que hacerlo. Eso va a ser energía más barata que las propias hidroeléctricas. No podemos seguir pagándole por energía a Colombia, las barcazas”.
Castro señala la importancia de formar jóvenes para llevar al país a nuevas maneras de generar electricidad.
China y Rusia son los países más avanzados en el desarrollo de la fusión nuclear, además de Estados Unidos, Francia y Alemania. (I)
Fuente: El Universo