TC Televisión transmitía su programación habitual el 9 de enero de 2024, pasadas las 14:00, cuando antisociales encapuchados y armados irrumpieron en el set y sometieron a periodistas, camarógrafos y demás trabajadores, en vivo.
Los apuntaron y amenazaron con disparar durante varios minutos, en un episodio que produjo pánico no solo entre quienes fueron tomados como rehenes en ese momento sino también en los que seguían la programación ese día.
A José Luis Calderón, entonces periodista de dicha estación televisiva, lo amenazaron con un rifle apuntándolo a la altura de la garganta. A sus compañeros los tenían en el suelo, muy atemorizados.
Aquellas escenas que se mantuvieron por unos 30 minutos al aire dieron la vuelta al mundo. La comunidad internacional repudió el nivel de violencia evidenciado a pocos meses del Gobierno de Daniel Noboa Azín, mandatario que ese día declaró en Ecuador conflicto armado interno con el Decreto Ejecutivo 111.
Con ello se identificó a 22 bandas del crimen organizado transnacional, entre esas Los Choneros, Los Lobos y Los Tiguerones, como grupos terroristas y se dispuso a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones, bajo el derecho internacional humanitario y respetando los derechos humanos, para neutralizar a estas agrupaciones.
Los operativos contra las bandas se mantienen con intervenciones del Bloque de Seguridad, conformado por Policía y Fuerzas Armadas, en diferentes provincias, en las que además se han aplicado de manera focalizada estados de excepción con toque de queda.
La intervención de las fuerzas del orden en este contexto también abarca las cárceles del país, pues se declaró en crisis el sistema penitenciario.
Entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de 2024, las Fuerzas Armadas ejecutaron 318.332 operativos, con énfasis en El Oro, Guayas, Santa Elena, Manabí, Los Ríos, el cantón Camilo Ponce Enríquez, Orellana, Esmeraldas y otros territorios.
La Policía efectuó 778.870 operativos en todo el país.
Transcurrido un año de la incursión armada que se adjudicó a la banda Los Tiguerones, y por la que la Policía detuvo a trece personas, entre ellas, dos menores de edad, expertos en seguridad hacen una evaluación del conflicto armado interno en el país.
Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), destacó que con ello se logró una disminución de los homicidios intencionales en un 16 % a escala nacional, lo que equivale a una tasa de 40 crímenes por cada 100.000 habitantes.
Sin embargo, cree que en el país hay una nueva fragmentación criminal, algo propio de la dinámica delictiva.
“La detención de alias Negro Willy (señalado como cabecilla de Los Tiguerones) en España que se dio a finales de 2024 podría tener un efecto en cuanto al crecimiento de la violencia para el 2025″, sostuvo.
Rivera mencionó que la presencia militar en las calles no ha logrado impactar a las economías ilícitas. Y añadió que una de las tareas pendientes del conflicto armado es la aprehensión de alias Fito, cabecilla de Los Choneros que se fugó de la cárcel Regional, en Guayaquil, el 7 de enero de 2024 y no ha sido recapturado.
“En términos de inteligencia criminal el Estado todavía tiene un desafío pendiente bastante importante. A esto súmale los esfuerzos limitados que se han dado en materia de la lucha contra el lavado de activos más allá de leyes que tienen un impacto marginal en las economías ilícitas, no se ha dado un proceso de fortalecimiento institucional de las unidades de inteligencia financiera “, señaló el consultor y académico.
Diego Pérez, docente de la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales, señaló que la declaratoria del conflicto armado interno fue necesaria para demostrar la capacidad de respuesta del Estado.
“Lo que vino a continuación, sin embargo, fue una serie de acciones dispersas, diría bastante de dar bastonazos en la oscuridad y con los ojos tapados, es decir, moverse por todos lados, actuar en varios sentidos, pero sin tener certeza ni de qué es lo que se está buscando ni certeza sobre cómo conseguirlo”, comentó.
Para Pérez la seguridad se utilizó como una “muletilla” sin un plan concreto.
“Hemos tenido una serie de acciones insuficientes para contener el problema de seguridad, una serie de acciones que en general han sido más bien reactivas, pero que nos terminan revelando que el problema de fondo sigue estando allí”, expresó él. (I)
Fuente: El Universo