Una servidora policial fue asaltada en el norte de Tulcán y despojada de su arma de dotación, el pasado 4 de enero.
El inusual hecho se registró cuando la mujer policía retornaba a su lugar de trabajo tras cumplir una actividad inherente a las funciones que realiza.
Un individuo armado, hasta ahora no identificado, se habría acercado al vehículo que conducía la uniformada, rompió el cristal de la ventana y procedió a agredirla físicamente.
En medio del ataque violento y forcejeo, el antisocial logró someter a la uniformada, quien se desplazaba sola en su auto, y le robó la pistola, dos alimentadoras y tres municiones, de propiedad del Estado.
El hecho sucedió aproximadamente a las 16:00 de ese día, en las calles Crespo Toral y sin nombre. Según el informe oficial, la gendarme regresaba a la Subzona de Policía Carchi luego de cumplir actividades relacionadas con el Departamento de Bienestar Social.
Añade que fue interceptada por un sujeto que se desplazaba en una motocicleta de color rojo. El agresor rompió el cristal de la ventana del vehículo en el que se movilizaba, la golpeó en el rostro y se apoderó del cinto policial completo, que incluía el arma de marca Glock.
La víctima tras el asalto fue asistida y trasladada al Hospital Luis G. Dávila, donde recibió atención médica. Los galenos descartaron fracturas nasales pese al fuerte golpe que recibió, y determinaron que presentó una policontusión facial.
Consumado el asalto y robo, efectivos policiales iniciaron la búsqueda del delincuente, sin lograr su captura. Sin embargo, en el lugar de los hechos recuperaron un teléfono celular Samsung y el vehículo (moto) utilizado en el ataque.
Álex Sandoval, comandante subrogante, indicó que el caso está en manos de la Fiscalía de Carchi. Un grupo investigativo especial policial adelanta las indagaciones, más aún cuando es la primera vez que se registra un hecho parecido.
El propósito ahora es recuperar los pertrechos policiales y dar con el paradero del antisocial. Se manejan varias hipótesis sobre el extraño robo, una de ellas es que hubo un seguimiento previo y que el objetivo fue sustraerle el arma para utilizarla en alguna acción criminal.
Sandoval recuerda que en el 2024 en Quito fueron robadas dos pistolas a dos efectivos policiales por un miembro de una organización delictiva, las que habrían sido vendidas en el vecino país de Colombia.
Después de un tiempo las armas fueron recuperadas en la ciudad colombiana de Pasto por la Policía de ese país, que hizo conocer que habrían sido utilizadas en hechos delictivos en esa urbe fronteriza, frente a Ecuador, siendo detenidos quienes utilizaron las pistolas en el momento de la aprehensión.
Inteligencia policial de ambas naciones averigua si podría tratarse de una red transnacional del delito que opera en la región, robando armamento oficial para comercializarlo y usarlo en el cometimiento de hurtos o asesinatos a los dos lados de la frontera colombo-ecuatoriana. (I)
Fuente: El Universo