Cada diciembre, la empresa editora Merriam Webster hace pública la palabra del año. Para el 2024, “polarización” fue la seleccionada.
El diccionario que publica dicha empresa define polarización como la “división en dos opuestos profundamente diferentes”. Un proceso largo de investigación le llevó a escoger la palabra mencionada y que mejor define las ideas predominantes, muy especialmente en los Estados Unidos. Hay quienes sostienen que en el momento actual lo que ocurre en ese país es una “guerra contra sigo mismo” y que tendrá efectos sobre las relaciones internacionales y la comunidad global. Estamos asistiendo a un momento político que preocupa a muchos sectores internos de Estados Unidos y a muchos países del mundo.
Es obvio que quienes buscan en el internet encuentran varias definiciones de dicha palabra, pero lo que no encuentran son las razones por las cuales la polarización se ha incrementado tanto, a tal punto que resulta ser la síntesis de lo ocurrido en la sociedad estadounidense y global, es decir, la actitud predominante en el año 2024.
La Organización Unite, cuya traducción al español es unidad, dirigida por Timothy Shriver, produce un “Índice de Dignidad” que sostiene que la polarización no es el resultado de fuerzas externas incontrolables, el advenimiento de la comunicación social electrónica o la implosión de las instituciones. Estos analistas sostienen que la polarización tampoco viene de nuestros desacuerdos, sino del trato despectivo que tenemos hacia los otros cuando discrepamos.
La radicalización del trato despectivo contra quienes no piensan como nosotros o son de nuestro círculo, nos lleva a dejar de lado el diálogo civilizado, el consenso y ese sentido común de encontrar un campo intermedio donde podamos convivir y lograr dejar de lado intereses seculares por los grandes objetivos de las sociedades a las que pertenecemos.
Quizás lo que podamos alcanzar como un máximo es acordar no estar de acuerdo, pero de manera adecuada, sin los histrionismos que nos hacen caracteres de comedias baratas, sin insultos, xenofobia o radicalismos extremos, que llevan los desencuentros totalmente normales entre seres humanos a la confrontación y la violencia.
En este año, en diferentes países y regiones, hemos visto las condiciones que promueven actitudes de desprecio: hay angustia emocional que invita a culpar a otros de los que ocurre y que trae una separación política radical. Por otro lado, el sistema de comunicación en redes sociales aporta a este radicalismo y premia el desprecio hacia otros, especialmente cuando los insultadores se esconden tras el anonimato que les permite decir lo que se les ocurra sin consecuencias.
El único antídoto para el desprecio, según Unite, es el tratar al otro con dignidad. Los seres humanos debemos hacer un esfuerzo de reinvención, inteligencia y equilibrio emocional para superar esos factores que nos llevan a la polarización y que responde a motivos ajenos a los verdaderos objetivos de la nación. Debemos unirnos todos bajo el imperio de la dignidad. (O)