Reforma tributaria 2025: ¿Cómo evitar hundir más a la economía formal y productiva?

Durante 2024, el Gobierno de Daniel Noboa presentó siete leyes económicas urgentes. De ese total, en al menos cinco (71%) se introdujeron cambios para recaudar más impuestos, ya sea de manera temporal o permanente.

En otras palabras, en promedio cada 2 meses y medio se han propuesto reformas para sacar más liquidez del cada vez menor sector privado formal que paga tributos y financia la mayor parte del gasto público de Ecuador.

La subida del IVA al 15%, pasando por las autorretenciones, y los impuestos temporales a la banca y las cooperativas, son parte de una subida de impuestos que ha representado sacar alrededor de $4.000 millones de liquidez privada para financiar un fisco deficitario y que ni así se ha podido poner al día con sus atrasos y deudas.

Este aumento de impuestos, junto a los apagones y la inseguridad, completan los tres grandes golpes a la economía y la producción.

En este contexto, Julio José Prado, economista, exministro de Producción y expresidente de la Asociación de Bancos Privados, ha alertado que sería un error político y económico ir hacia una reforma tributaria para 2025, que tendría cambios en tributos empresariales y corporativos.

“Lo más peligroso en una crisis difícil de controlar, es empeorarla en base a información sesgada o equivocada. No empeoremos la ya bastante golpeada economía productiva”, ha advertido Prado.

Gobierno de Daniel Noboa: Reforma tributaria para los próximos 20 años

Durante una reciente entrevista en Radio Sucesos, el ministro de Economía, Juan Carlos Vega Malo, dijo lo siguiente:

“Lo que buscaríamos es entrar una reforma tributaria para los próximos 20 años, donde el país elimine ciertos impuestos distorsivos, donde se enfoque mucho más en los impuestos de clase mundial como es el impuesto a la renta, bien cobrado, con una base imponible sólida. Un IVA igualmente mucho mejor cobrado. Una simplificación del complejo esquema tributario que tiene el Ecuador, para que la inversión nacional y extranjera tengan una claridad de la política tributaria a largo plazo”.

Vega Malo puso como ejemplo los sistemas tributarios de países como Uruguay, Costa Rica y República Dominicana.

Justificó que de esta manera se dará mayor sostenibilidad fiscal a largo plazo, “que no limita ni asusta a los inversionistas”.

Andrés Mendoza, economista y consultor en temas impositivos, explicó que es cierto que Ecuador necesita un sistema en el que se cobren bien unos pocos impuestos, pero la realidad es que en 2025 el Gobierno necesitará desesperadamente más ingresos y la reforma, a pesar de lo que se diga, irá en la línea de siempre de cobrar más a los pocos que ya pagan.

Según el acuerdo con el FMI, la reforma tributaria como mínimo deberá generar unos $487 millones (0,4% del PIB) de recaudación adicional para 2025.

Pero, como ha analizado Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, solo por autorretenciones del impuesto a la renta cobradas en exceso en 2024, se tendrán que conseguir al menos $1.500 millones de ingresos extras.

Es decir, las presiones para sacar más ingresos son inmensas y el Gobierno podría ir por la vía de reducir el gasto tributario (exenciones y exoneraciones), e incluso de volviendo permanente el impuesto sobre las utilidades de bancos y cooperativas, entre otras cosas que golpearán el bolsillo de empresas y familias, justo en un 2025 cuando se debería buscar la recuperación económica.

Por eso, cualquier reforma tributaria que impulse la producción y la generación de empleo, y que dure 20 años, solo podrá ser posible si se emprenden una reforma y la optimización profunda del Estado.

“Si no se revisa el gasto público, cualquier cambio tributario será temporal y en poco tiempo se volverá a querer meterle la mano en el bolsillo a los ecuatorianos”, acotó Mendoza.

El Gobierno de Noboa ha anunciado que 2024 se cerrará con una cifra récord de $20.000 millones en recaudación de impuestos, pero aún así se tendrá un déficit de alrededor de $4.000 millones y atrasos por cerca de $5.000 millones. Por eso, una reforma tributaria sin una reforma del Estado solo será más carga para los pocos formales, menos empleo y menos inversión.

La viceministra de Finanzas, Ana Cristina Avilés, ha dicho que la “reforma tributaria de nuestros sueños” se está trabajando con ayuda del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, y podría toma un año, pero las presiones de gasto correrán desde el día 1 de 2025, por lo que el Gobierno podría implementar una reforma mucho antes de ese año para seguir manteniendo un Estado ineficiente. (JS)

¿Otra reforma tributaria de espaldas a la sociedad ecuatoriana?

Napoleón Santamaría, abogado tributario, explicó que sin duda se necesita una reforma que “enmiende el desastre de sistema tributario que tiene el país”, pero Ecuador tiene una larga tradición de parches tributarios a un promedio de dos por año.

De acuerdo con Santamaría, antes de pensar en una reforma para 20 años, la Corte Constitucional debe decidir, por ejemplo, sobre las demandas de inconstitucionalidad que pesan sobre la subida del IVA al 15% y otras reformas. Sin esos dictamines, no se podrá pensar a largo plazo.

Además, para 2025 se perderán muchos de los impuestos temporales y se deberá regresar los cobros en exceso por autorretenciones del impuesto a la renta. Con tantas urgentes de corto plazo, se ve difícil plantear una reforma para los próximos 20 años.

Pero, a criterio de Santamaría, uno de los principales problemas de la reforma anunciada por el Gobierno es que todo apunta a que se está trabajando sin participación de la sociedad, ni los gremios productivos, ni la academia. Eso provocará problemas para aprobarla.

“En Colombia, el Presidente de la República no se atreve a enviar una reforma tributaria a la Asamblea sin antes pasar por un filtro de democratización, de debate y discusión en la sociedad. Este proceso lo lideran las universidades, junto a gremios y colegios profesionales, y sacan un documento técnico y especializado que luego pasa al Presidente. El resultado es una propuesta menos política y más técnica”, acotó Santamaría.

Al final lo que ocurrirá, si el Presidente no tiene mayoría en la Asamblea, es un nuevo choque de trenes, pugnas y no necesariamente la mejor reforma para reactivar la economía.

Diario la Hora

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