¿Por qué Cuenca sigue en sequía hidrológica, pese a las lluvias?

Últimamente, cada lluvia que cae en Cuenca es motivo de celebración. Y no solo entre quienes viven en la ciudad, también hay mucho interés en el resto del país, debido a que la sequía extrema es uno de los factores de la crisis eléctrica y los cortes de luz masivos.

Los ríos de Cuenca alimentan al río Paute, en donde se encuentra el complejo hidroeléctrico del mismo nombre, integrado por las hidroeléctricas Mazar, Paute-Molino, Sopladora y Minas San Francisco, que operan por debajo de su capacidad.

El estiaje ha sido tan severo este 2024 que en Cuenca se contabilizan 138 días de sequía hidrológica este 27 de noviembre, pese a que en este periodo sí se han registrado días con lluvias.

El martes 26 de noviembre, Cuenca soportó un fuerte aguacero, que duró varias horas, sin embargo, eso aún no es suficiente para dar por terminada la sequía hidrológica. ¿Por qué?

¿Por qué hay sequía hidrológica?
Lo primero que se debe entender es que la sequía hidrológica no significa ausencia de lluvias.

Esta ocurre cuando hay un déficit prolongado de agua en los recursos hídricos, como los ríos o embalses, que es lo que pasa en Cuenca. Eso es fácil ver en la capital azuaya, porque incluso luego de fuertes lluvias, los caudales de los ríos siguen bajos.

En cambio, la sequía meteorológica es la que surge cuando, por un período de tiempo prolongado, hay lluvias por debajo de lo normal.

La sequía hidrológica puede ser causada por una sequía meteorológica prolongada, pero también por el uso excesivo, la contaminación o el malgasto de agua por parte de las actividades humanas, según una publicación de la fundación We Are Water.

Por ello, mientras los caudales de los ríos de Cuenca o las reservas de agua se mantengan en bajos niveles, la sequía hidrológica continuará.

¿Por qué los caudales de los ríos no suben significativamente?
Otra duda qué surge es por qué, luego de las lluvias, los caudales de los ríos de Cuenca se mantienen en niveles tan bajos.

El 26 de noviembre, por ejemplo, los cuatro ríos de la capital azuaya amanecieron con los indicadores en rojo, es decir, en niveles de estiaje porque sus caudales estaban muy por debajo del promedio normal y de lo que se necesita para abastecer a Cuenca.

El río Tomebamba tenía un caudal de 0,70 metros cúbicos por segundo a las 08:00 del 26 de noviembre. En la tarde y noche, hubo lluvias que aumentaron su caudal, según el reporte de la Red Hidrometeorológica de ETAPA.

Así se pudo ver en imágenes compartidas por la empresa municipal.

A las 23:00 del martes 26 de noviembre, el caudal del río Tomebamba subió de 0,70 metros cúbicos por segundo a 1,06 metros cúbicos por segundo. Mientras que a las 08:00 del miércoles 27 de noviembre, bajó a 1 metro cúbico por segundo.

La situación es similar con los otros ríos de la capital azuaya. Hay dos razones importantes que explican por qué los caudales se mantienen bajos, pese a las lluvias:

1 Las lluvias no siempre son en las zonas de recarga hídrica
Es cierto que en el último mes se han registrado lluvias fuertes, incluso con granizo, en varios sectores de Cuenca, pero no siempre estas caen en las zonas de recarga hídrica, por ejemplo, el Parque Nacional Cajas, que en noviembre soportó grandes incendios forestales.

Varias veces, las lluvias caen únicamente en la parte urbana y en zonas muy focalizadas, que en realidad no aportan al incremento de los caudales.

2 Las lluvias no son continuas
Hay algo en lo que los técnicos de ETAPA insisten: se requieren entre 10 y 15 días de lluvias continuas y fuertes para que se den las condiciones que permitan poner fin a la sequía hidrológica.

Pero lo que ha ocurrido en estos meses en Cuenca es que hay uno o dos días de lluvias intensas y luego, las precipitaciones cesan, dando paso a varios días secos y con calor intenso.

Fuente: Primicias

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