La sequía que atraviesa Ecuador deja estragos en el sector eléctrico, pero también podría afectar el suministro de agua en ciudades de la Sierra. Las zonas de captación que suministran líquido vital a Cuenca están en “estado crítico”, según su alcalde, Cristian Zamora, y las autoridades quiteñas ya anunciaron un plan de racionamiento de agua en la capital.
Luis Domínguez, director del Centro de Agua y Desarrollo de la Espol, explica en entrevista con EL UNIVERSO cómo reciben agua estas ciudades, las posibles consecuencias de la sequía en el sector agrícola y si el suministro de líquido vital para la Costa se vería afectado si no llegan las lluvias previstas para la región desde diciembre.
Las autoridades de Quito y Cuenca prevén afectaciones al suministro de agua de estas ciudades. ¿Cómo se aprovisionan de agua estas poblaciones?
Recordemos que Quito y Cuenca son ciudades de altura. Como tales, se encuentran más cercanas a la fuente (de agua). En el caso de la ciudad de Cuenca, el agua que bebe esa ciudad proviene del parque nacional Cajas. Esta zona de reserva es páramo, y tiende a acumular agua y a liberarla de manera paulatina.
En el caso de Quito, una gran parte viene de la zona del Antisana y otras microcuencas, pero también depende del páramo. La dinámica de estos páramos es que durante la época lluviosa capturan agua y durante la no lluviosa existe garúa que permite la captura de agua. Así es como esta esponja que es el páramo se mantiene liberando un cierto volumen de agua de manera constante.
Entonces, la falta de lluvia desequilibra todo…
Claro, pero no se trata solamente de la falta de lluvia. Recordemos que las altas temperaturas llevan a una mayor evaporación. En Ecuador llevamos experimentando los dos fenómenos durante los últimos meses: la falta de lluvia, que seca nuestros suelos y páramos, y la alta temperatura, que provoca que perdamos la poca agua que queda en ellos.
La generación hidroeléctrica viene afectada desde hace más de un año, pero los anuncios de racionamientos de agua son recientes. ¿Por qué esa diferencia?
Cuando hablamos de la administración y la gestión del agua, debemos regirnos a una unidad natural que es la cuenca hidrográfica, que determina cuál es la oferta y también cuál va a ser la demanda sobre ese recurso. Las cuencas en las cuales se encuentran las hidroeléctricas no necesariamente están conectadas con las que proveen de agua a nuestras ciudades.
La fuente de agua para Quito había provisto líquido suficiente para satisfacer la necesidad de la ciudad; pero, conforme han pasado los días y continúa la ausencia de lluvias, las reservas empiezan a agotarse. Es en ese momento en que lo correcto es empezar a optimizar y usar eficientemente la poca agua que queda. Es como una batería de celular: la tenemos cargada y, de pronto, vamos al campo, donde sabemos que no va a haber sitio para recargar, y por supuesto que vamos a reducir el consumo de esa batería, en este caso de agua.
¿Los bajos caudales en la Sierra eventualmente podrían derivar en afectaciones al suministro de agua en la Costa?
Dependerá de cuál es la fuente que provee. Si hablamos de la ciudad de Guayaquil, el agua dulce destinada a ser potabilizada la da principalmente la represa Daule-Peripa. El almacenamiento de agua ahí en este momento es el que nos permitiría asegurar el suministro de agua para Guayaquil para los siguientes meses. Eso es independiente de la situación hidrológica en la parte andina en este momento.
Nuestro país está regido por dos entornos: el ambiente de la cuenca del Pacífico y la Amazónica. Hasta ahora hemos enfrentado un problema debido al déficit de lluvias en esta última, que es donde está nuestra infraestructura hidroeléctrica y donde está asentada la ciudad de Cuenca. En la del Pacífico estamos a la espera de las lluvias, que suelen llegar alrededor de diciembre. Caso contrario, esta cuenta también empezará a experimentar ciertas dificultades.
El momento en el cual el embalse Daule-Peripa no cuente con las precipitaciones necesarias para volver a llenarse y poder responder a la demanda de agua durante la época seca de 2025, tendremos que tomar acciones.
Además de la generación eléctrica, provisión de agua y el tema económico, ¿qué otras consecuencias traerá la sequía?
Hay un nexo claro y reconocido entre el agua para las ciudades, la energía y los alimentos. El impacto de las bajas precipitaciones lo hemos empezado a sentir en el aspecto de energía; y ahora, en el caso de Quito y Cuenca, sobre el agua potable. El otro elemento que está vinculado es la alimentación, el campo, la agricultura, que utiliza volúmenes importantes de agua: alrededor del 70 y 80 % del agua que utiliza nuestro país está destinada a la producción agrícola, que satisface el hambre de nuestras ciudades y del mercado internacional.
Si la sequía continúa, si seguimos bajo una condición de estrés hídrico, el siguiente sector que se verá afectado será el sector agrícola. He ahí la importancia de un adecuado manejo del agua. Esa vulnerabilidad siempre ha estado ahí, nuestra dependencia como país en el agua para satisfacer nuestra hambre y sed. Siendo un país agrícola, todo gira alrededor del agua.
¿Qué podemos hacer para ahorrar agua?
Todos estamos llamados a hacerlo, incluso en tiempos de bonanza. A nivel domiciliario, uno de los grandes usos del agua es en los retretes; su consumo de líquido suele ser elevado. Es necesario migrar a sanitarios más eficientes, evitar el riego de jardines. Lavar un vehículo con una manguera es terrible a estas alturas. Esas son algunas de las medidas que los municipios deben empezar a implementar. Es necesario promover una cultura del agua a nivel de sociedad. (I)
Fuente: El Universo