El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, sale por la puerta de atrás luego de que el canciller Olaf Scholz lo despidiera el miércoles 6 de noviembre tras meses de disputas presupuestarias. Con la salida se desmorona la coalición tripartita y el Gobierno se hunde en una crisis política mientras la locomotora de Europa lucha por escapar de la recesión para el cierre de este año, con informes que anticipan una contracción económica del 0,2%, la segunda en línea desde el cierre negativo del 2023 (-0,3%)
Con la salida de Christian Lindner del partido Demócratas Libres (FDP), la coalición de tres partes se desarma y deja a Scholz encabezando un Gobierno minoritario solo con los socialdemócratas o con los Verdes, el segundo partido más grande y apoyándose en mayorías parlamentarias improvisadas.
“Me siento obligado a dar este paso para evitar daños a nuestro país. Necesitamos un Gobierno eficaz que tenga la fuerza para tomar las decisiones necesarias para nuestro país”, afirmó Scholz.
Pero aunque el terremoto es político, su epicentro es económico con los líderes alemanes teniendo diferencias sobre cuáles decisiones financieras serían las mejores para activar la economía, buscando estrategias para espantar al fantasma de la recesión y tratando de reanimar al gigante comercial europeo para enfrentar los desafíos que se avecinan con una China tomando fuerza en el sector automotor y con Estados Unidos abogando por el proteccionismo industrial.
Mientras el recién salido ministro de Finanzas Christian Linder, proponía apretarse el cinturón con el gasto público y suavizar las regulaciones climáticas, Robert Habeck, ministro de Economía siempre abogó por más gasto público del Gobierno para conseguir una reactivación económica.
Y es que en repetidas ocasiones Lindner rechazó aumentos de impuestos o cambios a los estrictos límites autoimpuestos de Alemania sobre la acumulación de deuda. Los socialdemócratas de Scholz y los ecologistas Verdes, que también forman parte de la coalición, querían ver una inversión estatal masiva y rechazaron estas propuestas y estuvieron en desacuerdo de recortar los programas de asistencia social.
Cuando lo despidieron, Lindner acusó a Scholz de “no reconocer la necesidad de un nuevo despertar económico en nuestro país. Ha restado importancia a las preocupaciones económicas de los ciudadanos”, además dijo que las ideas del canciller eran “aburridas, poco ambiciosas y no contribuyen a superar la debilidad fundamental del crecimiento” de Alemania.
Temores de la peor recesión en 20 años
Y es que justamente el crecimiento económico es un tema crucial para Alemania, que no ha logrado levantar su Producto Interno Bruto (PIB) lo suficiente como para defender su título de la principal economía europea.
En 2023 cerró con una contracción del -0,3% luego de un año en el que a nivel trimestral reportó varios informes con datos negativos y, en un caso atípico que no se veía hace más de dos décadas, las previsiones oficiales apuntan a que este 2024 cerraría con un PIB en rojo, del 0,2%.
De consumarse este escenario, sería la primera vez desde los años 2002-2003 que la ‘locomotora’ del Viejo Continente suma dos años consecutivos de recesión y podría espantar a muchos inversores internacionales que ven a una Alemania debilitada por la competencia comercial.
Una competencia que ha llevado incluso a la empresa Volkswagen a tener complicaciones de funcionamiento en el país que la vio nacer y que la ha llevado a considerar el cierre de sus plantas allí, en Alemania.
Como telón de fondo está China, un país que ha traído dolor de cabeza a los líderes del corazón europeo con autos eléctricos “excesivamente baratos”, gracias a “los amplios paquetes de subsidios que Beijing da a la industria automotriz”, tal y como argumenta la Comisión Europea.
Con todo este movimiento político, Scholz dijo que buscaría el voto de confianza en el Bundestag, el 15 de enero, lo que “permitiría a los miembros del Bundestag decidir si despejan el camino para elecciones anticipadas”.
Lo que quiere decir que las elecciones podrían entonces tener lugar a más tardar a finales de marzo, en línea con los plazos que determina la Constitución alemana.
Fuente: France 24