¡Menos palmas de cera en Ecuador! Sirven de alimento y refugio para algunas especies que están en peligro de extinción

Crece hasta los 70 metros y puede estar en pie hasta 200 años. Se trata de la palma de cera, una especie de flora en peligro de extinción cuya población cada vez es menor.

Así lo ha evidenciado Efraín Freire, biólogo e investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), quien señala que solo en Ecuador hay cerca de siete especies registradas, una en peligro y otras vulnerables.

Estas son Ceroxylon alpinum Bonpl. ex DC, dentro de la categoría de peligro; Ceroxylon amazonicum Galeano y Ceroxylon echinulatum Galeano como vulnerables. Las demás, por ahora, están fuera de amenazas: Ceroxylon parvifrons (Engel) H. Wendl., Ceroxylon parvum Galeano, Ceroxylon ventricosum Burret y Ceroxylon vogelianum (Engel) H. Wendl.

“La mayoría se encuentra asentada en los flancos de las cordilleras, tanto occidental como oriental, en la parte de los bosques nublados, tanto altos como bajos”, dice Freire, quien agrega que el principal peligro es la tala de estos árboles y la venta de sus hojas.

“Generalmente lo sacan para tejer, pero también son afectadas por la ganadería y algunas actividades que se realizan en estos momentos en la parte alta andina, pues afecta terriblemente al ecosistema y con eso se disminuye el alimento de muchas especies, como aves. Estos sitios sirven de anidación”, comenta Freire.

Y Verónica Iñiguez, docente investigadora de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y directora del Grupo de Investigación Planificación de la Tierra y Sistemas Socioambientales, dice que son dos las especies a las cuales se les está quitando su hogar.

“El loro orejiamarillo, conocido también como caripero (Ognorhynchus icterotis), y el perico cachetidorado (Leptossittaca branickii). La supervivencia de ambas especies depende de la existencia de la palma de cera. Además son especies que se encuentran en peligro de extinción”, afirma.

Loro orejiamarillo. Foto: inaturalist.

Además, Iñiguez indica que habitan otras especies, como tucanes, pavas de monte y otros tipos de loros. Algunos mamíferos, como armadillos, osos, venados, primates y pecaríes, se alimentan de los frutos de esta palma.

La palma de cera es una especie de crecimiento lento, pues necesita entre 80 y 100 años para llegar a su madurez. De mantenerse, puede vivir hasta 200 años. Su población está disminuyendo.

“Hay muy pocas, de acuerdo a mi experiencia en el campo, y demora muchos años en establecerse; es un proceso demasiado largo. Lamentablemente, no hay una institución o empresa que esté realizando la regeneración o algún estudio, por ejemplo, para de aquí a 20 años, 30 años tener una palmita para que pueda reproducir”, argumenta Freire.

Según el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), la persona que cace, tale, capture, recolecte, trafique, entre otras acciones, con productos y derivados, de flora o fauna silvestre terrestre, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años. Es decir, que quienes talen para cualquier finalidad la palma de cera recibirán esa sanción.

Por eso, para Freire es indispensable profundizar en programas de educación ambiental para preservar la palma de cera. “Hay que hacer un control en los sitios clandestinos donde se llevan estas especies”, dice.

La palma de cera en Ecuador se encuentra en los bosques primarios y secundarios a una altura de 800 a 2.200 metros sobre el nivel del mar. Su tronco es cilíndrico, liso y cubierto de cera; y, cuando las hojas mueren y caen, dejan un anillo negro alrededor del tallo.

Una palma de cera adulta produce grandes racimos que dan muchos frutos, los que van cayendo al suelo. Su color puede ser rojo o naranja encendido y servirá para producir un retoño suspendido.

Al sacar su primera cosecha, la palma ya es adulta, y hasta finalizar su productividad tendrá unos 60 años de vida. (I)

Fuente: El Universo

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