Sorprendidos. Aunque muchos feligreses de la Iglesia católica desconocían el nombramiento del monseñor Luis Cabrera como uno de los 21 nuevos cardenales, la noticia les entusiasma. Para ellos, como para él, este designio es la continuación de un camino de un arduo trabajo.
El regocijo de esta buena nueva, María Lourdes Minda no lo podía esconder. Para la feligrés, esto “es un privilegio porque es el cargo máximo después del papa”. Y es que, por primera vez, un arzobispo que viva en Guayaquil es nombrado cardenal, como lo publicó días atrás EXPRESO. Los cinco anteriores han residido en Quito y en Ibarra. “El que el monseñor Luis Cabrera haya sido nominado es porque se lo merece”, manifiesta Minda, ya que “viene haciendo un arduo trabajo al intervenir y mediar en conflictos”.
Desde el 5 de diciembre de 2015, Cabrera ha ejercido como arzobispo de Guayaquil, por nombramiento del papa Francisco, y aunque pensaba retirarse a los 75 años, de acuerdo con la normativa canónica, ahora ya no lo podrá hacer. Su servicio, a partir del 7 de diciembre de 2024, cuando sea nombrado cardenal en Roma, Italia, culminará con su último suspiro.
“A uno lo descoloca”, dice, porque todo lo que se había proyectado hacer, luego de sus 75 años, ya no lo va a poder hacer. Cuando se enteró de la noticia, mientras retornaba a Roma, luego de una visita a un convento, alrededor de las 13:30, se preguntó “¿Y qué voy a hacer? Tengo que seguir trabajando”. ¿Hasta cuándo? “Hasta cuando muera”, responde el clérigo entre risas. En el mundo hay más de 140 cardenales.
María Lourdes Minda
Ciudadana
¿Cuáles serán sus retos siendo cardenal?
Pero su trabajo en Guayaquil se mantendrá, así como su residencia, es decir, seguirá siendo el arzobispo, solo irá a Roma cuando el sumo pontífice lo llame. Comenta que su principal labor que ha sido emitida por el papa Francisco es “cómo anunciar a Jesús a todo el mundo” y en eso deberá centrarse. Para él, la paz es fundamental, pero debe relacionársela con la educación, salud, vivienda y trabajo.
Este reto, sobre todo cumplirlo en Guayaquil, es un trabajo que no podrá hacerlo solo, expone Cabrera, para ello invitará a los actores sociales, políticos, económicos y a toda la sociedad para que se sienten en la mesa a dialogar. Esto, con el fin de intercambiar puntos de vista, a pensar más allá de sus intereses partidistas, ideológicos; a pensar en la mayoría que no tiene lo suficiente para vivir, no tiene vivienda, pan, pescado, vestido, educación, salud. “Como Iglesia, no tenemos la varita mágica para dar soluciones”. Es por eso por lo que cree que es importante sentarse juntos. Solo así, sostiene, que podrán descubrir “cuáles son las causas de esta inseguridad”.
Anthony Ronquillo
Ciudadano
¿Qué opinan los feligreses?
Pero que se centre en la juventud es lo que urge, opina Anthony Ronquillo. A su juicio, muchos están perdiendo la fe y en estos tiempos de crisis energética, de seguridad, “la fe es como el paracetamol para todo”. Cree que su accesibilidad y la cercanía que ofrece a la gente va a ayudarle a que todos puedan progresar. “Yo lo he visto, he tratado con él”.
Para Zulay Anastasio, esto también “nos llama a enfocarnos en las cosas de Dios, más allá en lo que estamos viviendo”. Por lo que cree que el hecho de que Cabrera haya sido nombrado cardenal permitirá que a Ecuador lo vean diferente y no solo proyecte inseguridad. Ella también, al igual que Ronquillo, sostiene que el enfoque de la Iglesia debe estar en los jóvenes, porque ellos serán los que proyecten el futuro que vivirá Guayaquil.
Zulay Anastasio
Ciudadana
Justamente, en eso se está enfocando la Iglesia, dice el monseñor Cabrera, ya que en las 161 parroquias en la que están los sacerdotes de Guayaquil, el 60 % son zonas “difíciles”, como en el Guasmo y en Monte Sinaí. Por lo que dice que ellos están dando la vida. Además, brindan atención médica a 900.000 personas en la red de dispensarios médicos que tiene la Iglesia, así como en las escuelas y colegios en los que rigen.
¿Qué obligaciones deberá cumplir como cardenal?
Pero las obligaciones de cardenal, que se sumarán a su actual labor, las va a tener que ir aprendiendo, expresa el monseñor Cabrera. Al igual como tuvo que aprender a ser arzobispo, cuando tenía experiencia siendo obispo en Cuenca. Algo parecido será, confiesa. Ser cardenal “es una novedad en el camino” que la irá descubriendo.
El también arzobispo deberá, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, aconsejar al papa. Además, los cardenales que tienen menos de 80 años son quienes deberán proponer y elegir al nuevo sumo pontífice.
Javier Yagual
Ciudadano
Aunque sobre este nuevo reto se enteró a principios de octubre, y sus miedos hayan sido superados, la alegría invade su rostro. Antes de que él se enterara, recuerda, en Ecuador ya se sabía la noticia. Narra que a través de un compañero eclesiástico se enteró, ya que él tenía “más de 50 llamadas” perdidas de Ecuador y al preguntar el motivo, le habían dicho: “tenemos cardenal”. Luego se acerca a Cabrera y le dice: “sabes, ya hay cardenal; eres tú”. Él nunca se había imaginado que alcanzaría ese cargo. En ese momento no lo podía creer. Lo abrazaron. Más adelante, recibió la llamada de uno de sus hermanos. Cabrera expone que los nombramientos son un secretismo en la Iglesia.