Señales de alerta en la salud prostática: cómo detectar problemas a tiempo

El cáncer de próstata es uno de los tipos más comunes de cáncer en hombres, especialmente a partir de los 60 años, aunque también puede afectar a hombres entre 40 y 50 años. En 2020, Ecuador reportó 29.273 nuevos casos de cáncer y 76.062 casos prevalentes, con 15.123 muertes atribuidas a la enfermedad. Los tipos más comunes son mama, próstata, colon o recto, estómago, tiroides, cuello uterino, linfoma no Hodgkin, leucemia, pulmón e hígado, siendo mama, próstata y cuello uterino los más mortales según la OMS (Organización Mundial de la Salud).

En lo que va de este 2024, SIME Sistemas Médicos, ha diagnosticado más de 3.600 casos relacionados con problemas prostáticos, siendo la hiperplasia prostática benigna, la prostatitis aguda y la enfermedad inflamatoria de la próstata no especificada los diagnósticos más frecuentes. La edad promedio de los pacientes diagnosticados varía entre 47 y 73 años.

Rodrigo Castro, médico Oncólogo de SIME, destaca la importancia de la detección temprana del cáncer de próstata. “Se recomienda que los hombres sin factores de riesgo comiencen a realizarse exámenes a partir de los 50 años. No obstante, aquellos que presentan un mayor riesgo, como los afroamericanos o quienes tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata a una edad temprana, deberían considerar iniciar la detección entre los 40 y 45 años. Los exámenes usualmente incluyen la prueba del antígeno prostático específico (PSA) y el examen digital rectal (DRE)”.  Castro enfatiza que es crucial que médicos y pacientes colaboren en la decisión sobre el momento y la frecuencia de estos exámenes, teniendo en cuenta el riesgo individual y los posibles beneficios y riesgos que conlleva la detección.

 Pruebas de detección del cáncer de próstata y su efectividad en el diagnóstico

La detección del cáncer de próstata se basa principalmente en dos pruebas:

  1. Prueba de antígeno prostático específico (PSA): Este análisis de sangre mide los niveles de PSA, una proteína producida por la próstata. Aunque un nivel elevado puede indicar cáncer, también puede ser resultado de otras condiciones, como hiperplasia prostática benigna o infecciones. Es una prueba común por su facilidad y capacidad para detectar el cáncer en etapas tempranas, pero presenta limitaciones como falsos positivos y la posible identificación de cánceres indolentes que no representan un riesgo.
  2. Examen digital rectal (DRE): En este examen, el médico palpa la próstata a través del recto para identificar irregularidades en su tamaño o forma. Aunque su precisión es menor que la del PSA, puede detectar cánceres que no elevan los niveles de PSA, lo que lo convierte en un complemento útil.

No hay una prueba completamente precisa, por lo que normalmente se combinan el PSA y el DRE para mejorar la efectividad de la detección. La decisión de realizar estas pruebas debe considerar el riesgo individual y ser discutida con un médico, dado que ambas tienen ventajas y limitaciones.

Frecuencia recomendada de exámenes de detección para hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata.

Para los hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata, la frecuencia de los exámenes de detección puede variar según el riesgo individual y los resultados previos de las pruebas. A continuación, se presentan las recomendaciones generales:

  1. Hombres con riesgo promedio: Si los resultados iniciales del PSA y del examen digital rectal son normales, se suele recomendar realizar las pruebas de detección cada 2 años. Sin embargo, si el PSA presenta un ligero incremento o existe alguna preocupación, el médico puede sugerir exámenes anuales.
  2. Hombres con alto riesgo: Aquellos con antecedentes familiares de cáncer de próstata, especialmente si el diagnóstico se produjo a una edad temprana, deberían comenzar las pruebas de detección entre los 40 y 45 años. En estos casos, es recomendable realizar las pruebas de PSA y el examen digital rectal de manera anual.

La frecuencia exacta de los exámenes debe personalizarse de acuerdo con los niveles de PSA, los hallazgos del examen digital rectal y otros factores de riesgo que el médico considere relevantes, con el fin de garantizar una detección temprana sin someter al paciente a pruebas innecesarias.

 Estrategias de estilo de vida y nutrición para disminuir el riesgo de cáncer de próstata.

Adoptar un estilo de vida saludable es fundamental para reducir el riesgo de cáncer de próstata. Para ello, se recomienda mantener un peso saludable y seguir una dieta rica en frutas y verduras, incluyendo alimentos como tomates, brócoli y espinacas.

Asimismo, es importante reducir el consumo de grasas saturadas, eligiendo en su lugar grasas saludables como el aceite de oliva y el aguacate. Incluir pescado rico en omega-3, como el salmón, también contribuye a una mejor salud. Complementando esto, realizar actividad física regular de al menos 30 minutos al día es clave, así como reducir el consumo de alcohol y evitar el tabaco. Por último, asegurar una adecuada suplementación de vitamina D puede desempeñar un papel importante en la prevención de esta enfermedad.

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