Arsène Wenger lideró al Arsenal durante 22 años, guiando al club a la cima. Sus colegas elogian al alsaciano como un educador del fútbol integro y cosmopolita.
Desde su salida del Arsenal, Wenger ha mantenido un perfil bajo en el fútbol inglés. Solo comenta esporádicamente sobre los acontecimientos de la liga. Esta restricción no refleja una falta de interés tras haber dirigido al Arsenal durante lo que pareció una eternidad —desde octubre de 1996 hasta junio de 2018—, sino que es más bien una señal de respeto hacia sus sucesores. “Mi presencia podría crear problemas para el club,” declaró Wenger hace dos años. Ha optado por dar un paso atrás, queriendo dar al Arsenal la oportunidad de iniciar una nueva era.
No hay razón para que Wenger interfiera. Su legado continúa, tal como siempre esperó que lo hiciera. Los jugadores que formó ahora han tomado sus zapatos: Mikel Arteta es el entrenador, Edu es el director deportivo y Per Mertesacker supervisa el desarrollo juvenil. Esta temporada, el Arsenal está nuevamente compitiendo por el título, posiblemente el mejor regalo para Wenger mientras celebra su 75 cumpleaños este martes.
El entrenador con más partidos en la Premier League dirigió al club en 1,228 partidos competitivos, logrando 704 victorias, incluyendo siete triunfos inigualables en la FA Cup. Su último de tres campeonatos ingleses fue ganado en la temporada 2003/04 sin una sola derrota. “Me impresionó su visión porque es uno de los pocos entrenadores que tiene una idea clara de juego ofensivo,” dijo Jens Lehmann en una entrevista.
Lehmann fue el portero del equipo invicto que ganó el título bajo las órdenes de Wenger y luego trabajó como su asistente. Wenger había dado libertad a los jugadores porque creía que siempre encontrarían la mejor solución. Este estilo de juego, basado en la rápida circulación del balón, pasó a la historia como “Fútbol de un Toque.”
Cuando Wenger llegó a Inglaterra, pocos esperaban que revolucionara a un Arsenal entonces estancado con ideas vanguardistas, incluyendo la nutrición y la recuperación de los jugadores. El “Evening Standard” lo recibió con el titular “¿Arsène quién?” – porque Wenger fue el primer entrenador francés en Inglaterra, habiendo dirigido previamente solo clubes en su país y en Japón. Nadie lo conocía excepto el vicepresidente del Arsenal, David Dein.
Dein lo había conocido en un partido del Arsenal en 1989 y lo invitó a cenar. En su libro, Dein señala que Wenger no actuaba como un entrenador de fútbol tradicional, sino que más bien parecía “cosmopolita.”
“Un francés alto y delgado pisa el escenario, y nos damos cuenta de inmediato de que es una especie completamente diferente,” escribió el periodista Myles Palmer en su homenaje “El Profesor” sobre la presentación de Wenger en el Arsenal. Debido a su carácter intelectual, la prensa inglesa le otorgó este apodo.
Lehmann también menciona el intelecto de Wenger. Incluso después de largos períodos de colaboración, todavía decía cosas que hacían reflexionar. Notable es la precisa predicción de Wenger en 2005 cuando previó un desequilibrio entre los clubes debido a la naciente influencia de los inversores. Criticó la afluencia de dinero como “dopaje financiero.”
Esta ventaja competitiva contradijo la creencia de Wenger, que fue moldeada por sus padres, quienes regentaban un bistró en Alsacia. Observó que su infancia fue una “educación en ingenio, perseverancia, pasión y compromiso físico,” que llevó a su gestión del Arsenal. Considerando su récord de transferencias y el hecho de que el club construyó un nuevo estadio con sus propios medios, Lehmann afirma que Wenger fue el “entrenador más exitoso económicamente” de las últimas décadas.
La personalidad caballeresca de Wenger también incluye un rasgo poco conocido. Según Lehmann, Wenger posee una saludable agresividad deportiva. El ex portero de la selección alemana recuerda un partido fuera de casa contra el eterno rival Manchester United, cuando sonó una alarma de incendios en el hotel la noche anterior.
En la entrada, Wenger fue acosado por un aficionado ebrio del United. Esta vez, el habitualmente sereno entrenador no pudo contenerse. “Agarró al aficionado,” informa Lehmann, con el personal teniendo que intervenir. Sin tal mentalidad, el éxito es inalcanzable, sostiene Lehmann.
En sus últimos años en el Arsenal, las cualidades de Wenger solo fueron parcialmente evidentes. La generación de jugadores había cambiado; parecía que explotaban el liderazgo del entrenador basado en la autogestión. La fortuna del club disminuyó, y Wenger se retiró. No importa qué vida se lleve, uno debe encontrarle sentido: Wenger resumió su camino afirmando que el fútbol es el sentido de su vida.
Ahora es director de la FIFA, dedicado al desarrollo del fútbol global. Viaja por todo el mundo, pero quien desee ver a Wenger en Inglaterra debe ir al estadio del Arsenal, donde ahora hay una estatua de él en la entrada.
Vía footboom1.com
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Arsene Wenger cumple 75 años, y se refirió a uno de sus mayores defectos como entrenador.#Arsenal #ArseneWenger #DT
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