“¡Ahí viene Widinson!”, se escuchaba entre la multitud que acompañaba el cortejo fúnebre hacia el cementerio de la comunidad de Pulunguí, parroquia San Andrés, en Guano, Chimborazo.
Al principio, algunos pensaron que se referían a uno de los dos burritos que tenía el taita Baltazar Ushca, fieles compañeros que lo siguieron en sus últimas travesías por el nevado.
Pero no, el Widinson al que la gente se refería era el artista tulcaneño, el amigo de Baltazar, quien llegó para despedir a su compañero la tarde del lunes 14 de octubre.
También saludó al burro que lleva su nombre, en una muestra de cariño eterno, pues Baltazar había bautizado a sus dos asnos como “Widinson” y “Yuli”, en honor al cantante y la conductora del programa, Yuli Maiocchi, quienes le habían ayudado a mejorar su calidad de vida.
Los presentes recordaron que fue Widinson quien mostró en el país y en el mundo el duro oficio de Baltazar, cuando cada semana subía el Chimborazo para extraer hielo.
En agradecimiento, Ushca no solo les dio nombres a sus burros, sino también su amistad y respeto.
Durante la ceremonia, Widinson interpretó dos canciones en su honor, comprometiéndose, además, a apoyar a la familia en la creación de un museo que preserve la memoria del hielero del Chimborazo.
Un legado que vive en cada paso
El día del entierro, Pulunguí estaba tan llena de gente como nunca se había visto en la comunidad. Como en los funerales de Julio Jaramillo. Y es que la figura de Baltazar trascendió fronteras.
Su muerte, ocurrida el 11 de octubre tras un accidente con uno de sus toros, conmocionó a toda la comunidad, el país y a nivel internacional. Sus restos ahora reposan junto a los de su esposa y nietos.
Elías, uno de sus hijos, expresó el deseo de levantar un museo en honor a su padre. Widinson, sin dudarlo, se ofreció a colaborar.
“Vamos a recoger firmas de la comunidad, de los amigos que tenía Baltazar, tanto aquí como en el extranjero. Incluso haremos un llamado al Gobierno Nacional para que nos apoye en esta causa. Queremos que su legado siga vivo y que el museo sea una realidad”, dijo conmocionado el artista.
Por su parte, el Municipio de Guano se ha comprometido a apoyar a Juan, yerno de Baltazar, para que continúe con el oficio ancestral de extraer hielo del Chimborazo.
“No dejaremos que esta tradición muera”, aseguró Juan, quien ya tiene planes para transformar el trayecto de su sueño en una ruta turística: La Ruta de Baltazar.
Así, quienes visiten el nevado podrán revivir los pasos del hielero que se convirtió en leyenda, no solo por su oficio, sino por su inquebrantable vínculo con la montaña.
Mantener viva la memoria
Los rituales funerarios culminaron este martes 15 de octubre, con el tradicional lavado de las pertenencias del difunto.
De todo lo que Baltazar dejó atrás, solo algunos ponchos, placas y las herramientas que usaban en las minas de hielo, a 5.500 metros de altura, permanecerán como testigos de su arduo trabajo. Juan será el encargado de recogerlas y mantener viva la tradición.
Baltazar Ushca, el hielero del Chimborazo se ha convertido en un símbolo de lucha, resistencia y amor por la tierra. Su muerte lo ha elevado al estatus de leyenda, y su memoria, ahora más que nunca, necesita ser preservada.
La creación del museo no solo honrará su vida, sino que también permitirá a las futuras generaciones conocer el sacrificio de un hombre que, junto a su montaña, se ganó un lugar en la historia, recalcó el artista Widinson.
Fuente: Primicias