El Parque Nacional Galápagos monitorea condiciones de 288 iguanas amarillas de Bahía Cartago

Del 26 de agosto al 3 de septiembre, un equipo de guardaparques del Parque Nacional Galápagos y expertos de Galápagos Conservancy desarrollaron jornadas de monitoreo de iguanas amarillas en Bahía Cartago, localizado al sur de la isla Isabela. Además, se recolectaron muestras biológicas e información clave sobre las amenazas que enfrenta esta especie. Los resultados obtenidos son fundamentales para generar recomendaciones orientadas con el fin de asegurar la supervivencia de este reptil ante los desafíos climáticos actuales.

En total, el equipo logró localizar y obtener datos de 288 iguanas terrestres amarillas, de las cuales, 117 fueron hembras y 171 machos; el 50% no habían sido marcados previamente, mientras que el otro 50% ya contaba con microchips de identificación. Asimismo, algunas de las iguanas monitoreadas fueron individuos nacidos en cautiverio y repatriados a Cartago dentro del programa de reproducción que ejecuta la Autoridad Ambiental desde 1970. El monitoreo actual confirma el éxito de este programa a largo plazo.

El análisis de los datos recolectados estima que, en Bahía Cartago, ubicada en el itsmo de Perry, existe una población de iguanas amarillas que oscila entre los 600 a 700 individuos, concentrados principalmente en 40 hectáreas de su área de vida. Esta cifra es alentadora, considerando que esta población estuvo al borde de la extinción entre 1970 y 1980 por la presencia de especies introducidas, especialmente cabras.

A criterio de Christian Sevilla, responsable del área de Conservación y Restauración de Ecosistemas Insulares del Parque Nacional Galápagos: “este monitoreo no solo permite obtener una estimación más precisa de la población, sino que también ayuda a entender mejor la distribución y patrones de comportamiento de la especie en su entorno natural. Estos datos proporcionan una base sólida para evaluar el estado de conservación de la población de estas iguanas”, mencionó.

La erradicación de cabras ferales, a inicios del milenio, favoreció la regeneración de la vegetación nativa, mejorando así la disponibilidad de alimento para las iguanas. Durante la expedición también se recolectaron muestras biológicas de sangre y heces para análisis de laboratorio que permitirán obtener información genética, examinar la dieta, detectar la posible presencia de enfermedades y otros factores biológicos importantes para su conservación.

Dirección de Comunicación

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