La Mafalda de Quino cumple 60 años en la prensa

Todos la hemos leído alguna vez, y sus reflexiones nos han sacado una sonrisa y una mueca de resignación. Mafalda, escrita y dibujada por Quino, vio la luz en la prensa por primera vez el 29 de septiembre de 1964. La estatua de la niña —en el barrio de San Telmo de Buenos Aires, frente a la antigua casa de su creador— sigue siendo un lugar de peregrinación. Una prueba del poder narrativo de un personaje de ficción a la hora de influir en el discurso social.

Mafalda, más que un personaje de cómic

Para los niños españoles, Mafalda fue una ventana fascinante a la realidad argentina. Era el tipo de niña que hubiéramos querido como amiga en la niñez. Adora a los Beatles, al Pájaro Loco, a su hermano pequeño Guille, a los libros. Y rompe una lanza por la cultura, por todo lo que convierte la vida en un ejercicio de dignidad.

Pero Mafalda no era solo un personaje de cómic. Con el tiempo, trascendió su contexto original para convertirse en un símbolo de identidad cultural y crítica social. Una comentarista perspicaz de los acontecimientos de la actualidad, abordando hechos tan complejos como la guerra de Vietnam, las armas nucleares, la educación escolar o el sentido de la vida.

Mafalda se ha convertido en objeto de estudio para sociólogos y filósofos. 

¿Y por qué la tirria a la sopa? Su plato odiado era una metáfora sobre el militarismo y la imposición. La década del nacimiento de Mafalda fueron los años de la Guerra Fría, las dictaduras y el pánico a la guerra atómica. Un mundo convulso que ella quería arreglar trabajando como intérprete en la ONU, deshaciendo conflictos y creando concordia entre países enfrentados. El mundo de los adultos, incomprensible y absurdo, le decepciona. Su integridad, idealismo y lucidez la han convertido en objeto de estudio para sociólogos y filósofos.

Fuente: rtve.es

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