Cuatro visiones sobre qué deberían proponer los candidatos a la Presidencia de la República para sacar a la economía de la crisis

Las elecciones presidenciales de febrero de 2025 están a la vuelta de la esquina. La economía ecuatoriana está pasando por una crisis. El empleo formal está en caída; al igual que las ventas en la mayoría de los sectores productivos.

Los aspirantes para sentarse en la silla de Carondelet deben dejar de lado los discursos vacíos y proponer medidas y planes concretos para reactivar la economía.

A continuación, se detallan las propuestas de cuatro economistas sobre cuáles deberían ser las claves del debate económico durante la campaña.

Cambiar el modelo de ‘socialismo de los sectores estratégicos’

Rodrigo López, economista y miembro de la Escuela de Economía de la (USFQ)

Para que la economía de Ecuador crezca y genere empleo, es necesario enfrentar una serie de desafíos estructurales. Primero, se necesita un entorno macroeconómico estable, lo que implica reducir el déficit fiscal sin sacrificar lo social. Esto abre puertas para idear mecanismos de eficiencia y calidad del gasto público sobre todo en sectores sensibles como la salud y la educación. Esto permitiría generar confianza en los inversionistas internacionales, bajar el riesgo país y asegurar que Ecuador pueda acceder a financiamiento a tasas más razonables.

Un enfoque prioritario debe ser el fomento de un ecosistema que facilite la inversión privada y cambiar el modelo vigente de una especie de socialismo de los sectores estratégicos”, en donde la propiedad de los factores de producción de dichos sectores solo está en manos del Estado y no permite inversiones para generar empleo. La consecuencia inmediata de esto es la actual crisis energética que vivimos. Este enfoque limita la participación del sector privado y restringe el potencial de inversión y generación de empleo. Es esencial abrir estos sectores a inversiones que impulsen la productividad, fomenten la competitividad y amplíen las oportunidades laborales en todo el país.

Finalmente, hay que hacer más esfuerzos en el tema de seguridad para reducir las barreras de entrada para nuevas empresas y fomentar políticas de inclusión financiera, especialmente para pequeños emprendedores y pymes, que son los principales motores del empleo y principales afectados por la crisis de inseguridad.

Los candidatos presidenciales deben enfocar sus propuestas en varias áreas clave:

1 Reformas laborales: Proponer reformas que permitan una mayor flexibilidad sin sacrificar los derechos fundamentales de los trabajadores, para facilitar la contratación formal.

2 Incentivos fiscales responsables: Es crucial ser eficiente en el gasto tributario para ubicar los incentivos fiscales en sectores donde generen riqueza y empleo formal, así como medidas de aumento en la eficiencia y calidad del gasto público.

3 Desarrollo de infraestructura y tecnología: Invertir en infraestructura moderna, digitalización y conectividad es vital para mejorar la productividad y atraer inversión extranjera y, sobre todo, tener información para tomar decisiones basadas en evidencia.

4 Educación y capacitación: El capital humano debe fortalecerse con políticas que promuevan la formación técnica y profesional y sobre todo enfocarse al cierre de brechas del sector.

Muchas veces, los candidatos ofrecen soluciones inmediatas, como reducciones drásticas de impuestos o aumentos de salarios, sin explicar de dónde provendrán los recursos para financiar esas promesas.

Es importante exigir claridad en el financiamiento de las propuestas y asegurarse de que estén alineadas con una visión de crecimiento a largo plazo, basada en la productividad, la sostenibilidad fiscal y la equidad social.

Además, como ciudadanos debemos evaluar si las propuestas consideran la coyuntura económica internacional y los compromisos del país con organismos multilaterales, lo que muchas veces determina el margen de acción que el próximo Gobierno podrá tener.

‘Los ciudadanos debemos entender que sin producción no habrá empleo’

Santiago García, docente de la Universidad Central del Ecuador y expresidente del Colegio de Economistas de Pichincha

La reactivación económica exige una recuperación sostenida de las inversiones, tanto nacional como extranjera (que ahora es mínima), pública y privada, para lo cual no se requieren discursos demagógicos, sino planteamientos técnicos que reduzcan las trabas burocráticas; enfrenten los problemas de financiamiento de mediano y largo plazo por parte del sistema financiero nacional; promuevan un clima político de confianza y compromiso con las inversiones.

Los ciudadanos debemos entender que sin producción no habrá empleo formal, el Estado no puede ni debe asumir un rol de generador de empleo, sino de facilitador con una adecuada legislación y ciertos recursos provenientes de la banca pública.

Debemos concientizarnos que la producción y el empleo no solo provienen de las empresas, sino también de otros actores económicos tales como cooperativas de producción, asociaciones, organizaciones de la economía familiar campesina, emprendedores y artesanos (sistema productivo ampliado).

Otro tema que debe abordarse sin extremismos es la reforma del marco jurídico e institucional del trabajo, facilitando las contrataciones, especialmente de jóvenes y mujeres, con garantías sociales, pero con mayor flexibilidad en cuanto a duración y despidos.

Debido al acelerado cambio tecnológico que enfrentamos en todo el mundo, el futuro presidente debería proponer la implementación de una agenda nacional de digitalización del sector productivo ampliado y proponer como una acción estratégica nacional el cierre de brechas de acceso a Internet.

Una agenda para el crecimiento sostenible del país debería incluir:

Recuperación de Inversión pública, vía APP y alianzas estratégicas para infraestructuras y petróleo.

Inversiones en el sector de energías sostenibles, para un cambio progresivo de la matriz energética del país

3 Crédito productivo oportuno para empresas, organizaciones de la economía popular y solidaria, artesanos, economía familiar campesina.

4 Fortalecimiento de las cadenas productivas exportadoras de bienes tradicionales y no tradicionales, también exportación de servicios (software).

Se deben impulsar cinco reformas que se han postergado por décadas

Joselo Andrade, economista y director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP)

Ecuador tiene el desafío de llevar adelante cinco reformas esenciales: Realizar una reforma al sistema de pensiones (sistema de capitalización individual en lugar de uno de reparto); una para el sistema financiero (internalización de la banca, es decir, atraer más banca internacional); una reforma laboral (simplificar la contratación y hacer empresa en Ecuador); una reforma comercial (ir por todos los acuerdos de libre comercio que pueda establecer con el resto de las sociedades del globo) y una reforma del Estado o sector público.

En esta última reforma se necesita redefinir en qué áreas el Estado ecuatoriano debe intervenir y en cuáles no, retirarse de los “mal llamados” sectores estratégicos dando paso al sector privado, redefinir prioridades, recortar el gasto en todo aquello que no sea necesario y simplificar el sistema tributario.

De cara a las elecciones presidenciales de 2025, la agenda de propuestas debe contener necesariamente las reformas aquí planteadas, pues son esenciales para el despegue económico del país. Y lejos de hablar de lo que la gente quiere oír, hablar de lo que es necesario en Ecuador. A la dolarización tenemos que aprovecharla, atraer banca, capitales y empleo. Es posible si hacemos estas reformas.

Podemos responder al “qué se va a hacer” o incluso mejor de “cómo se va a hacerlo”, pero no se trata de hacer cualquier cosa, se trata de hacer lo que ha estado postergado durante décadas y que la economía de Ecuador requiere. Se podría resumir en otorgar libertad económica para nuestro país.

Superar el modelo económico correísta

Julio José Prado, expresidente de la Asociación de Bancos Privados y exministro de Producción

Si pensamos en los próximos cuatro años, se necesita impulsar un Plan de Desarrollo Económico para que las empresas sean productivas y competitivas.

Para eso se necesitan factores básicos que en Ecuador están muy deteriorados. En primer lugar, no tenemos buena electricidad. No solo que tenemos inestabilidad en el servicio, sino que ahora, de vez en cuando, no tenemos electricidad. Este es un factor clave de competitividad en cualquier industria.

En segundo lugar, sin duda hay que comenzar a poner orden en el tema de seguridad. Sin eso será complicado atraer inversiones, que más gente venga a hacer turismo, que podamos producir y vender más día a día.

En tercer lugar, se debe acabar con la política de seguirle pasando el costo del déficit fiscal al sector privado.

Si le seguimos cargando de impuestos y tasas, las empresas ecuatorianas no lograrán ser competitivas frente a sus pares a nivel internacional, a pesar de ventajas naturales y comparativas tremendamente fuertes.

En estos tres factores es donde deben estar enfocadas las soluciones para los próximos cuatro años.

También tenemos que ver qué dicen los candidatos presidenciales con respecto al tema de los acuerdos comerciales. Se deben cerrar cosas como el acuerdo comercial con Corea del Sur, que está firmado hace más de un año, pero que en el actual Gobierno no se ha podido implementar.

A todo esto, se debe sumar el tema del tamaño del Estado. Actualmente, tenemos un Estado que no es viable por su tamaño y por su ineficiencia. Lo que hacemos es tratar de tapar el hueco, ya sea con deuda externa, deuda interna, o sacándole plata al sector privado.

El tamaño del Estado es demasiado grande en comparación al tamaño de la economía ecuatoriana. Ni el presidente Moreno, ni Lasso, ni Noboa han logrado completar la transición hacia otro modelo económico.

Se necesita un nuevo modelo económico que sea opuesto al que dejó el correísmo. En el correísmo todo era inversión pública, subsidios, aranceles y salvaguardias.

La economía se acostumbró a vivir por el alto precio del petróleo, por el alto endeudamiento y gasto público. Ese modelo está totalmente agotado, pero todavía no encontramos la brújula para transitar hacia ese nuevo modelo de desarrollo productivo más centrado en lo privado.

 

Fuente: El Universo.

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