Luis Gallegos Chiriboga: El Pacto del Futuro

Hace unas semanas escribí en esta columna sobre las negociaciones intergubernamentales en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, para aprobar el documento del Pacto del Futuro, que busca proteger las necesidades y los intereses de las generaciones del presente y del futuro, en medio de un mundo polarizado y un multilateralismo fracturado.

La próxima semana se reunirán los jefes de Estado para adoptar este instrumento que promoverá una cooperación global efectiva para enfrentar los retos a nuestra supervivencia, en medio de un escenario de desconfianza, con estructuras que requieren reformas sustanciales y con una nueva visión de futuro.

Para cuando se publique esta columna, tendremos un texto acordado que representa el mayor intento en la pospandemia de lograr acuerdos internacionales.

El Pacto del Futuro contiene un preámbulo y varios capítulos imposibles de sintetizar en este espacio:

1. Desarrollo sostenible y financiamiento para el desarrollo. Es factual que los objetivos de desarrollo sostenible no serán alcanzables para la gran mayoría de los Estados. Años de avances en desarrollo se están revirtiendo con serias consecuencias para la gobernanza nacional y global. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación y otros fenómenos internacionales contribuyen a la desesperanza y la violencia, al perpetuar la pobreza, el hambre en la mitad de la población del planeta. Hoy, el Ecuador sufre de apagones eléctricos en parte debido al cambio climático que nos produce el peor estiaje en más de sesenta años. Para muchos problemas locales, requerimos soluciones globales|.

2. Paz y seguridad internacional. La paz del mundo está en constante peligro por las guerras y conflictos, sean nacionales, internacionales y paraestatales. Es imperativo que el Ecuador enfatice la lucha contra la delincuencia organizada transnacional y los flujos financieros ilícitos, ya que el desangre del que es víctima nuestro país por la cocaína tiene una vinculación internacional incuestionable.

3. La cooperación en ciencia, tecnología e innovación y en lo digital. Tenemos que permitir que el mundo se beneficie de todos estos para “no dejar a nadie atrás”.

4. La juventud y las generaciones futuras. Es en extremo importante que haya una visión de los problemas que enfrentan los jóvenes y los esfuerzos que deben hacer los Estados para implementar políticas públicas que permitan su inclusión. No menos importante es ver el declinar de las tasas de fertilidad y el envejecimiento de miles de millones de personas. No lograremos soluciones sin tomar en cuenta una solución intergeneracional. Lamentablemente, esto último ha sido excluido.

5. Transformación de la gobernanza global. Necesitamos un multilateralismo a la altura de los grandes retos de nuestra época para dar respuestas multidimensionales y coordinadas.

Para los gobernantes, la sociedad civil y todos quienes vamos a Nueva York a la Cumbre del Futuro, la convergencia de intereses debe primar antes que el obstruccionismo que nos lleva al suicidio colectivo.

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